Cuenteo a poca luz

25 de junio de 2025

“Cuenteo” es un concurso de cuentos de reguetón y músicas urbanas. Está abierto hasta el 19 de julio y otorga $3 millones en premios.
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Entrada: Cuenteo a poca luz

Uno podría escribir un cuento de un personaje llamado “Julito Maraña”. Podría inventarse que el hombre nació en la calle, metió sacol como comida y como techo tuvo un cartón. Después diría que a Julito Maraña nadie lo quiso y que de su padre conoció el abandono y de su madre los planazos. Que creció al filo de la noche, buscando en basureros las sobras de los ricos y una esquina en donde no lo echaran. Diría que envidiaba la vida de los perros porque por lo menos a ellos les tiraban huesos y no piedras.

Julito Maraña crecería robándose los salchichones de las tiendas. Pocos lograrían adivinar su edad: de tanto andar, los años se le multiplicarían en la cara y en las cicatrices, en los dientes podridos, en los ojos con la esclerótica amarilla. Diría que Julito Maraña encontró la oportunidad en los tiros que le enseñaron a disparar. Fue lo más fácil que halló para ganar plata y llenarse la garganta de bazuco.

¿Qué más pasó con Julito Maraña?

A más de uno le dio piso. Solo muñecos vio. Con lo que aprendió se compró una casa, unos dientes, un carro y una esposa a la que le puso tetas y culo. Supo que a Dios no podía rezarle: solo el diablo lo acompañaba. Pero el destino es un dios más implacable, y la bala que lanzó se le devolvió: le pareció ver unos ojos como los suyos detrás de un poste, a la hora en que la noche es amiga del que se esconde. Lo último que oyó fue el disparo y una recriminación: después de la sangre, él en el piso, el niño le escupió en la cara.

“Julito Maraña” es una canción que cantan Julio Voltio y Tego Calderón, inspirada en otra que cantó Héctor Lavoe, llamada “Juanito Alimaña”. Ambas son historias vueltas música que narran la vida de un hombre que vive del crimen y a quien tarde o pronto lo matan en su misma ley. La salsa y el reguetón —la música popular, en suma— le dieron tono a una realidad social.

Uno también podría escribir un cuento basado en la estructura de una canción de reguetón, como  “Ella y yo”, de Romeo Santos y Don Omar. En un bar un amigo le hablaría a otro de su mujer, luego el otro le respondería que mejor no hable de ella, y el cuento se desarrollaría en diálogos, hasta que al final el uno confesaría que lo engañó con su esposa. ¿Cómo sería un texto así, que no necesariamente toque los mismos temas, pero que sí use la misma estructura?

Y, por último, uno podría escribir un cuento a través del ritmo del reguetón, su lenguaje contagioso. Un personaje llamado Ryan Castro diría tres veces “mami” en una misma frase, otro de nombre Blessd terminaría cada diálogo con un “¿sí sabe?”, y uno más, Karol G, no podría hablar sin decir “mor” o “latina foreva”. Pum, tarintan, pum, tarintan, pum: una prosa que se deje llevar por el beat. ¿Sí sabe, mi niño?

“Cuenteo” es una convocatoria nacional no pensada para puristas: un concurso de cuentos de reguetón y músicas urbanas. Está abierto hasta el 19 de julio, otorga $3 millones en premios, la posibilidad de ser parte de una antología y 15 libros para los finalistas. ¿Qué personajes podrían saltar de estas canciones a un cuento? ¿Qué palabras de su lenguaje enriquecen la vida? ¿Qué estructura podría usarse?

Todavía hay tiempo para presentar mejores propuestas que las que enumeré. Yo veré. Real hasta la muerte, bebé.

*Nota: “Cuenteo” es una iniciativa ganadora de la convocatoria pública del Programa de Estímulos para Proyectos a la Cultura (Alcaldía de Manizales, 2025). El autor de esta nota hace parte de Jaravela Editores, editorial que se encargará de editar, publicar y distribuir el libro de cuentos.

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Autor

  • Manizales, 1993. Es escritor, editor, periodista y politólogo. Autor de los libros ‘Donde el eco dijo’, ‘De noche alumbran los huesos’ y ‘Como un volcán entre los huesos’. Ha publicado textos de periodismo narrativo en revistas como El Malpensante, Vorágine, Universo Centro, Late, Literariedad, La Cola de Rata, entre otros. Algunos de sus textos de ficción han recibido reconocimientos. Trabaja como editor en Jaravela Editores.

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