Dejada

26 de junio de 2025

No quiero matarme de hambre, no quiero matarme haciendo ejercicio, no quiero hacerme ninguna cirugía, no quiero inyectarme cosas en la cara, no quiero pintarme el pelo.
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“Asistimos a tu clase, aprendemos a mirar el mundo desde una perspectiva, aprendemos a tener en cuenta la raza, el sexo y la clase. Y ya no podemos disfrutar de la vida”.

bell hooks 

Me cuentan que una conocida se hizo una cirugía para recortarse algo que no le gustaba de su cuerpo. Veo en las redes sociales maquillaje para mujeres mayores de 50 que prometen hacerte sentir menos añosa. Me encuentro con unas amigas y el primer tema de conversación que surge es el del peso, las arrugas, las canas, si estaremos tan viejas como vemos a las demás, o si la vida nos habrá tratado mejor que a todas, y nos damos fuerza diciéndonos que cómo estamos de bien. “Te ves muy bien”, que es lo mismo que decir “estás flaca”. 

Sobrevivo de chiripa. 

Yo estoy gorda, me dejé las canas, me maquillo poquito. Como dicen: estoy dejada. Y yo estoy gorda, me dejé las canas, me maquillo poquito, pero lo que no logro es verme fea. Yo no soy fea, pero no cumplo con el estándar. Entonces me entran todas las inseguridades que pretenden que me sienta miserable y tengo que luchar con todas mis fuerzas para convencerme de que el mundo entero está mal y yo estoy bien y tengo la razón y estoy linda. Y soy linda, divina, pero no quiero que nadie me vea. 

Yo quiero envejecer tranquila, y sobre todo, en esto, quiero ser coherente. La lectura feminista me ha hecho comprender que todo ese trabajo que demanda ser lo que se espera de las mujeres es una tremenda pérdida de energía y dinero. No es que me dé pereza comer bien, yo como bien. No me da pereza hacer ejercicio, yo nado. No me da pereza organizarme todos los días y tratar de darle mi mejor cara al mundo, eso es importante. Pero no quiero matarme de hambre, no quiero privarme de la comida que produce gozo, no quiero hacer ejercicio hasta lastimarme, no quiero hacerme ninguna cirugía, no quiero inyectarme cosas en la cara, no quiero pintarme el pelo. Todas esas cosas requieren energía y dinero que no tengo o que quiero usar en otras cosas. 

El yugo de estas ideas no es fácil de reconocer, ni de superar. “No estoy de acuerdo con lo que pienso” dijo alguna vez Luis Miguel Rivas. Yo también a veces pienso cosas que no me gustan sobre las demás. Caigo en el relato de la gordura y dejo de ver la belleza que hay en cada una y que está ahí aunque nos queramos convencer de lo contrario. Pero también es cierto que a ninguna castigo como a mí misma. 

“Si tú te adelgazas y te peinas seguro consigues marido”, o novio, o lo que sea. Y yo pienso: para qué un marido que solamente quiere que yo esté flaca y peinada, ¿eso es todo lo que un señor es capaz de ver en mí? No sé. Porque yo soy divertida, inteligente, querida, no soy una completa analfabeta, a veces escribo, y leo, y bell hooks dice que la consciencia duele.

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Autor

  • Manizales, 1974. Estudió Administración de Negocios, pero la vida la llevó al periodismo. Desde 2014 hace parte del equipo de la Radio Nacional de Colombia en donde cubre el Eje Cafetero. En 2020 publicó "Como Hombres": el mundo de las mujeres en zapatos masculinos.

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Directora Adriana Villegas Botero