Trompadas a los medios, la educación y la ciencia

30 de agosto de 2025

Y es más llamativo aún que ese gobierno se meta con las empresas de medios de información, en particular con las periodismo escrito (prensa) y televisión abierta, al punto de no solo quejarse de su supuesta falta de veracidad.
Compartir publicación en

Hasta la industria del entretenimiento ha recibido trompadas del actual gobierno de Estados Unidos. En particular cuando se trata de empresas que puedan mostrar independencia o neutralidad en su posición sobre lo político, o que no se alinean con el gobierno conservadorsísimo de Trump. Un claro ejemplo del poder forzando una posición ideológica fue la aprobación que tenía que otorgar la Comisión Federal de Comunicaciones FCC a la integración de la empresa Skydance con la tradicional Paramount, que se ocupa de producir cine y televisión. Al punto que el jefe de esa comisión afirmó que dicha agencia gubernamental aprobó el negocio después de recibir la aclaración y promesa de esa empresa “que la nueva compañía  estaba comprometida con el periodismo sin sesgos”, lo cual es excelente criterio; pero sobre todo, porque “estaba comprometida a que no establecería programas relacionados con la diversidad, la equidad y la inclusión”, lo que es por lo menos preocupante —si es que a los lectores no les parece indignante y discriminatorio, como a mí. No es importante que un negocio de estos en la industria del entretenimiento garantice que no hay monopolio o dineros de origen delictivo, o que no se afecta a los trabajadores. Ahora resulta que hay que ser trumpista declarado y retardatario en cuanto la integración social. Eso como criterio de actuación en el entorno del capitalismo de grandes ligas. Y en un país del que admirábamos la capacidad de independencia de los medios y la diversidad de sus enfoques, dentro de los límites del respeto a los derechos democráticos —en particular los de nuevas generaciones—, que no son ya la simple posibilidad de votar, sino que pasa por las oportunidades e igualdades para las minorías.

Y es más llamativo aún que ese gobierno se meta con las empresas de medios de información, en particular con las periodismo escrito (prensa) y televisión abierta, al punto de no solo quejarse de su supuesta falta de veracidad. Recientemente Donald Trump afirmó que la NBC News y la ABC News eran “dos de las peores y más tendenciosas cadenas de la historia”, que “faltan a la verdad” y que la Comisión de Comunicaciones (FCC) debería revocarles las licencias. Es como si le hubiera copiado la frase a Gustavo Petro: dos contextos y dos ideologías diferentes pero una misma crítica y cuasi-amenaza a las empresas de medios de información o periodísticas. Y que conste que esas dos grandes cadenas de noticias (NBC y ABC) no son propiamente de izquierda, sino unas típicas industrias del establecimiento, capitalistas puras y duras, que han sido muy rentables cuando la televisión comercial lo ha sido o lo fue.

Los medios periodísticos son incómodos cuando critican y claro que sí pueden ser tendenciosos, no solo en Colombia sino en todas partes. Allá, su regulación ha sido dejada principalmente al autocontrol, a la competencia y a algunos pocos incidentes o proceso judiciales, como varios que el mismo Trump abrió en contra de varios medios noticiosos cuando era candidato. Pero ni el presidente Petro ni Trump pueden pretender decidir cuáles medios deben existir y cuáles no. Recuerdo de hecho que los mismos presidentes Santos, Duque y Álvaro Uribe fueron claros en opinar que los medios periodísticos no los representaban, los tergiversaban o mentían, cuando divulgaban sus errores, corrupciones, problemas o indicadores desfavorables de sus gobiernos. Pero que se diga que medios gringos del talante de NBC y ABC “son una verdadera amenaza para nuestra democracia” es como estar oyendo a un mandatario de la Polonia soviética.

Otra perspectiva que me llama mucho la atención es que tanto en Colombia como en Estados Unidos los mandatarios tengan esa lucha contra medios que supuestamente han perdido mucha de su importancia y de su poder, al reducirse como se han hecho sus audiencias o consumidores, mientras crece vertiginosamente la difusión y consumo de contenidos, opiniones y basuras en las llamadas redes sociales y medios en la web. Si son tan poco importantes los medios tradicionales, no se le debería prestar mayor atención a lo que planteen, opinen o divulguen de manera sesgada. Seguramente el asunto se resume al error de pensar que “ya nadie los ve” ni los lee: los ven en particular quienes unas ya les tienen mucha credibilidad y fidelidad dentro de unas ciertas capas de ciudadanos. Entre ellas esa porción de la vida política, social y cultural compuesta por los tradicionalmente llamados formadores de opinión. Igualmente, hay públicos muy fieles de ellos entre la “gran masa” popular, en particular de adultos y adultos mayores, que no son los más consumidores de las redes sociales, y que cuando lo son no se guían por el impacto emocional de los llamados influenciadores.

En otro frente de la vida cultural y académica y de la educación no formal, resalta la persecución que el actual gobierno federal gringo tiene con instituciones del carácter académico y la respetabilidad del Smithsonian Institution, una especie de National Geographic Society de la historia, la cultura y la tecnología de ese país, a la cual se atrevió a criticarla acusándola de que “se enfocaba demasiado en lo mala que fue la esclavitud”. Y con ese tipo de criterios, su gobierno está revisando los materiales que ese instituto exhibe: como en la Rusia e  stalinista, la China maoísta o el régimen hitleriano.

El otro síntoma de qué tan lejos va el trumpismo y cómo va de rápido, antes de que se despierten las tendencias más liberales, es toda la mordaza, constreñimiento y chantaje que ha instaurado en contra de las universidades por su espíritu liberal académico y científico, asunto que merece todo un análisis más detallado.

Por ahora, anotemos que ya les recortaron muchos recursos con los que el Instituto Nacional de Salud  N.I.H. financiaba investigaciones, en particular sobre situaciones de personas de  poblaciones desfavorecidas, aduciendo que “intentaban explorar temas como  diversidad, equidad e inclusión, calificándolas como “ideología de género” (¿cierto, señores Ordoñez y Londoño Henao?).

Si valoras el periodismo artesanal, ayúdanos a seguir adelante.
Cada aporte, grande o pequeño, hace la diferencia. Puedes apoyarnos a través de Vaki.
  • Psicólogo, comunicador-periodista y magister en comunicación. Exprofesor y exdirectivo en la Universidad de Manizales. Experiencia en radio informativa, periodismo científico y columnista. Corriendo a des-atrasarme de lo que no había hecho antes.

Publicaciones relacionadas

Si valoras el periodismo artesanal, ayúdanos a seguir adelante.
Cada aporte, grande o pequeño, hace la diferencia. Puedes apoyarnos a través de Vaki.

En Barequeo nos interesa el periodismo artesanal, hecho a mano, con tiempo para escribirlo y tiempo para leerlo. Buscamos historias y enfoques como quien busca pepitas de oro.

Somos un grupo de periodistas que, desde Manizales, Colombia, generamos un medio de comunicación para fortalecer la deliberación pública desde nuestro territorio.

Creemos en la veracidad, la argumentación, el disenso y el valor de la escritura para la construcción de memoria histórica.

Correo: [email protected]

Directora Adriana Villegas Botero