Nick Cave y La Canción de Amor

13 de octubre de 2025

Las canciones de amor que no llevan en sus líneas un dolor o un suspiro no son Canciones de Amor sino Canciones de Odio disfrazadas de Canciones de Amor, y no hay que confiar en ellas.
Compartir publicación en

En septiembre de 1999, en una conferencia dada en la Atelierhaus der Akademie der Bildenden Künste de Viena, Nick Cave trató explícitamente el tema de La Canción de Amor. La conferencia comienza contando cómo escribir canciones ayudó a Cave, a sus 19 años, a llenar el vacío que dejó la inesperada muerte de su padre. La mayoría de esas canciones, dice, son canciones de amor. El resto de la conferencia trata de explicar que La Canción de Amor es una exploración espiritual muy superior a otras y que el misterio del amor es básicamente la manera más directa de tener contacto con Dios.

La idea básica es entendible sin teología (aunque no completamente). Todo el mundo sabe que uno no se puede enamorar de quien quiera, que no es cuestión de simple decisión racional y que el amor siempre oculta algo de peligro, porque supera nuestra capacidad de controlar lo que nos pasa.

Esta simple obviedad se puede constatar en la experiencia psicológica personal, la experiencia de eso que lo controla a uno desde adentro y uno (con algo de suerte y mucho esfuerzo) logrará entender, pero no controlar, antes de que llegue la muerte. El tema no recibe siempre la atención que requiere. Ronda por ahí en las plataformas musicales suficiente ruido alegre alrededor del tema, pero cuesta encontrar la música.

Según Nick Cave, en La Canción de Amor el tema recibe la atención apropiada, porque ella incluye los «sonidos negros» de Manuel Torres, aquellos equivalentes al «duende», del cual García Lorca habló así:

El duende de que hablo, oscuro y estremecido, es descendiente de aquel alegrísimo demonio de Sócrates, mármol y sal que lo arañó indignado el día en que tomó la cicuta, y del otro melancólico demonillo de Descartes, pequeño como almendra verde, que, harto de círculos y líneas, salió por los canales para oír cantar a los marineros borrachos.

La idea no es que La Canción de Amor deba tener duende porque el amor sea completamente místico y ajeno a toda comprensión. No. La idea es que, para hablar apropiadamente de la experiencia del amor, hay que tener en cuenta lo desconocido. Emprender un proyecto nuevo ni es místico ni ajeno a toda comprensión, pero requiere considerar lo desconocido, porque su éxito es incierto y su fracaso puede revelar oportunidades ocultas. El amor conlleva un «potencial de dolor» del que conviene hablar con franqueza y seriedad. Dice Cave que «las canciones de amor que no llevan en sus líneas un dolor o un suspiro no son Canciones de Amor sino Canciones de Odio disfrazadas de Canciones de Amor, y no hay que confiar en ellas».

¿Qué tienen en común Perfect Day, de Lou Reed, el Salmo 137 de la Biblia y Better the Devil You Know, de Kylie Minogue? Que en sus líneas, sin que parezcan contradecirse, contienen al mismo tiempo la belleza y la violencia, el éxtasis y la crueldad, las partes buenas y el desastre del final de todo. La Canción de Amor no da consejos. Mal haría si recomendara aguantarse una pareja violenta, celebrar la muerte de quien uno ama o si vendiera ese cuento de que decidir acabar con todo es causa de celebración. Su única función, dice Cave, es llenar un vacío, organizar una experiencia incomprensible con la invención de un lenguaje. Al usar el lenguaje, añade Cave, “escribí a Dios hasta hacerlo existir”. Acaso, después de oírla con atención, La Canción de Amor permita experimentar algo de plenitud, más allá de las controversias cotidianas y de la anticipación obsesiva de la pérdida.

Acá una lista de diez canciones de amor que Nick Cave recomendó una vez en los Red Hand Files:

Si valoras el periodismo artesanal, ayúdanos a seguir adelante.
Cada aporte, grande o pequeño, hace la diferencia. Puedes apoyarnos a través de Vaki.

Publicaciones relacionadas

Si valoras el periodismo artesanal, ayúdanos a seguir adelante.
Cada aporte, grande o pequeño, hace la diferencia. Puedes apoyarnos a través de Vaki.

En Barequeo nos interesa el periodismo artesanal, hecho a mano, con tiempo para escribirlo y tiempo para leerlo. Buscamos historias y enfoques como quien busca pepitas de oro.

Somos un grupo de periodistas que, desde Manizales, Colombia, generamos un medio de comunicación para fortalecer la deliberación pública desde nuestro territorio.

Creemos en la veracidad, la argumentación, el disenso y el valor de la escritura para la construcción de memoria histórica.

Correo: [email protected]

Directora Adriana Villegas Botero