Sofía Petro asegura que su papá, Gustavo Petro, el presidente de la República de Colombia, es un hombre en deconstrucción. Sabemos que la deconstrucción es un proceso que puede tomar años, décadas. La gente primero se pudre de muerta antes de quedar propiamente deconstruida, pero quizá pudrirse les ayuda. Es un recurso, por si lo quieren usar.
Como hija que soy de un hombre que vivió su propio proceso de deconstrucción, pero que cada rato salía con un comentario más machista que el que acababa de hacer hacía cinco minutos, yo le creo a Sofía que su papá está en ese proceso. Lo que pasa es que a los hombres les tenemos que tener mucha paciencia. Y comprenderlos. Y ayudarlos. Porque, qué pesar, los hombres son muy limitados emocionalmente. Y muy limitados en general. Requieren toda nuestra solidaridad y, sobre todo, todas nuestras sonrisas. 🙂 Y las mujeres, al fin y al cabo, estamos hechas para entenderlos.
El presidente televisó nuevamente anoche su Consejo de Ministros, que aprovechó, como siempre, para echar discurso filosófico – histórico – bíblico – lúdico – lúbrico – sexo – generalista. O como decimos los demás: para echar globos, que es su plan preferido.
Aprovechó el espacio para defenderse de los ataques de las “feministas de derecha”. Qué raro. No conozco ninguna feminista que haya votado por Rodolfo Hernández. Las debe haber, claro. La estadística dice que existen aves raras. Aunque no sé qué tan feministas sean. En todo caso, me parece que my presi está equivocado, o incurre en una contradicción: no son las feministas liberales de la primera ola, sino las “neofeministas” las que lloramos por todo: las que preferimos que no nos digan “niña”, las que no nos gustan los piropos y las que metemos el codo cuando nos abraza un señor escupidor. Cansonas que somos, insoportables.
Feminista de derecha es cercano a feminazi, pero el presi no dice así porque Sofía le debe haber aclarado que eso es de brutos. Y el presi será lo que sea, pero es un señor inteligente. Padece ese tipo de inteligencia que al ser propia y al ser mucha, quien la posee cree que está blindado de decir idioteces. Pero, como dice el filósofo manizaleño Pablo R. Arango, “ninguna cantidad de inteligencia te libra de la estupidez”.
Todo esto viene a colación porque el presidente fue muy criticado por abrazar y piropear a una funcionaria de su gobierno durante un evento público. “Gloria, como todas las ministras y funcionarias del gobierno del cambio, son hermosas. Entonces, cada vez que se me acercan los periodistas chismosos escriben que son novias mías. Y resulta que se acaba de casar hace un mes, así que: ¡la perdimos!”.
Como argumento para defenderse my presi instrumentaliza el consentimiento, la libertad y la agencia femeninas. Asegura que “una mujer libre hace lo que se le da la gana con su clítoris y con su cerebro” y que “si sabe acompasarlos será una gran mujer”. Wow. Señores que se demoran casi 45 años en encontrar el clítoris nos quieren explicar cómo se usa. En su beneficio y para su aprobación.
Por orden presidencial, y luego del consejo de ministros, no queda más que repartir tareas: a nosotras nos queda tratar de ser las mujeres que el presi quiere que seamos: bellas, querendonas, simpáticas y cero problemáticas. ¿¡Qué es un abrazo presidencial en todo caso!?, ni que se la hubiera morboseado delante de todo el país.
Al presi le queda la tarea de seguirse deconstruyendo. Toda mi consideración para Sofía.