La santa que Manizales necesita

9 de octubre de 2025

Entre todas las mujeres increíbles que ha dado esta tierra debe haber alguna que ya esté haciendo milagros. Se me ocurre que Santa Francisca del Sagrado Corazón, Santa Maruja o Santa Luz Marina pueden ser candidatas al cargo.
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La leyenda del siglo XVI tiene varias versiones, pero para resumir: la talla en madera oscura de Jesús crucificado que está en la Basílica del Señor de los Milagros, en Buga, fue encontrada por una indígena en el río Guadalajara en forma de medalla pequeña. En los días siguientes la figura creció de tamaño hasta alcanzar una longitud de 1.70 metros de altura por 1.30 metros de ancho. 

La indígena fue favorecida con este primer milagro porque, aunque había reunido los 70 reales que necesitaba para comprar un cristo propio al cual pudiera rezarle todos los días, decidió pagar con ellos la deuda del mismo valor que tenía un hombre que sería puesto preso. Un siglo más tarde la figura fue arrojada al fuego por orden de la diócesis de Popayán, pero no se quemó y, al contrario, empezó a sudar copiosamente. A partir de ese momento comenzaron las historias de milagros atribuidos a la imagen: curación de enfermedades mortales, restauración de matrimonios deshechos, salvación de desastres naturales y epidemias.

De acuerdo con datos del Ministerio de Comercio, Industria y Turismo, entre 2.5 y 3.5 millones de personas —peregrinos— visitan cada año esta iglesia. Según reportes periodísticos, el pasado 14 de septiembre, fecha clave en la celebración de esta sede, llegaron 220.000 personas a Buga y los 14 de cada mes acude al lugar una cifra un poco inferior a esa de creyentes. Comparativamente, durante la primera semana de enero, vienen entre 300.000 y 450.000 personas a la feria de Manizales.

Estuve en Buga el fin de semana que acaba de pasar participando en el encuentro coral de Corpacoros. Este es un municipio de un poco más de 130.000 habitantes. El sector en donde está la Basílica, que fue por donde me moví, es muy lindo. El parque, los hoteles cercanos, la arquitectura colonial, la Antigua Ermita del Señor de los Milagros, el Teatro Municipal Luis Ernesto Salcedo Ospina y la ausencia de perros callejeros me llamaron la atención. 

Alrededor y dentro de la Basílica esto fue lo que observé. Tres celebraciones eucarísticas fueron oficiadas por cinco sacerdotes. Había por lo menos tres señoras con petos del templo y tres sacristanes asistiendo a los curas. No vi a las personas de servicios generales, pero imagino que habrá personal de limpieza y de cocina. No sé cuáles de estos cargos reciben sueldo y cuáles no, pero me parece evidente que la iglesia tiene un grupo de personas que hacen posible la atención de los visitantes. 

Durante las misas en las que estuve fueron bendecidos muchos objetos: velas, imágenes, rosarios, figuras de santos, botellones de agua, entre otras cosas. La Basílica tiene una página web muy buena y transmite el evangelio por YouTube. La entrada al Museo y al Camarín, que es donde está el Cristo, son gratuitas pero hay que hacer una fila larga. Al frente de la Basílica, y al lado del almacén oficial de la misma, hay un servicio de baños con torniquete en el que se cobra la entrada y que se ve muy bien cuidado.

Los locales adyacentes venden todo tipo de objetos religiosos y botellones de agua para bendecir, a 5.000 y 10.000 pesos. Me llamó la atención que el agua estuviera en su envase plástico comercial, muy prosaica su solemnidad. Tres pulseras de chaquiras de colores con crucecitas y rositas cuestan 5.000 pesos. Se venden figuras religiosas de todos los tamaños, colores y valores. Todas las cuadras alrededor de la plaza y del parque tienen este tipo de locales al lado de las ventas de manjar blanco, pandebono, lulada y cholao. Hay restaurantes para desayunar, almorzar y comer por todas partes. El municipio se ve cuidado, todas las edificaciones coloniales parecen recién pintadas. Guadalajara de Buga es un municipio con belleza. 

En la iglesia uno de los sacerdotes indicó cuál es el único local, de todos los que rodean la Basílica, en donde se pueden comprar las misas por ruegos particulares. “Solo allí”, dijo el padre, como advirtiendo que habrá quién ofrezca las misas para estafar a los incautos. Vi gente evidentemente necesitada de un milagro, un hombre cargando un niño como ofreciéndoselo a Dios con los ojos cerrados, en oración y gente que empieza a andar de rodillas desde el parque hasta el altar para hacer un ruego. 

Todo esto me llenó de curiosidad. Según fuentes periodísticas el trámite para santificarse en el Vaticano cuesta alrededor de 53.000 euros, es decir, casi 239 millones de pesos. El dinero cubre tres etapas diferentes: la declaración del candidato a santificar como Venerable Siervo de Dios, la Beatificación y la Canonización. En el caso de objetos milagrosos y apariciones, la iglesia católica modificó las reglas para su reconocimiento en la búsqueda de acelerar los procesos para dar respuesta al mundo actual de las redes sociales y ya no certifica estos hechos, sino que se limita a señalar que no hay objeciones sobre la calidad de lo relatado.

Estoy hablando de dinero porque como en casi todos los ámbitos, los motivos detrás de decisiones aparentemente nobles, suelen ser económicos. Me imagino que en el año 1500 y pico era imposible calcular el impacto a futuro de tener un objeto milagroso, una reliquia, o un santo, en un municipio, pero es evidente que hay todo un ecosistema empresarial, todo un cluster, alrededor del Señor de los Milagros. 

Mientras recorría Buga y me maravillaba con la evidencia del dinero circulante, se me ocurrió que lo que necesita Manizales es una santa. No nos desgastemos buscando santos en esta tierra de machos envalentonados. Pero una salida a la difícil situación económica que se le viene a la ciudad a raíz de la prohibición de las corridas de toros, según dicen desde el Alcalde hasta los taurófilos, puede ser convertir La Catedral Basílica Metropolitana Nuestra Señora del Rosario en un centro de peregrinaje. 

Entre todas las mujeres increíbles que ha dado esta tierra debe haber alguna que ya esté haciendo milagros. Se me ocurre que Santa Francisca del Sagrado Corazón, Santa Maruja o Santa Luz Marina pueden ser candidatas al cargo. Es más, me ofrezco como santa en caso de que ninguna de las señoras esté disponible. Eso sí, tenemos que empezar pronto porque el proceso suele durar varios siglos. Por los milagros no nos preocupemos, es cuestión de ponernos de acuerdo. 

Ante la falta de ideas circulante sobre qué hacer con la Feria de Manizales ahora sin corridas de toros, aquí dejo mis dos centavos con esta idea ganadora. También puedo adelantar el papeleo que corresponda. Quedo atenta.

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  • Manizales, 1974. Estudió Administración de Negocios, pero la vida la llevó al periodismo. Desde 2014 hace parte del equipo de la Radio Nacional de Colombia en donde cubre el Eje Cafetero. En 2020 publicó "Como Hombres": el mundo de las mujeres en zapatos masculinos.

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