Supongo que es un espectáculo que se ha realizado o se va a realizar en varias de nuestras ciudades. El aviso impreso que leí decía que esa era la tercera edición de la “cumbre de inspiradores”. En la foto y la lista de participantes aparecen once que se ubicaban en una especie de formación de equipo de fútbol muy equilibrado en su pose. Eran cuatro mujeres y siete hombres: de dos se dice que son doctores, supongo que se refiere a médicos; de otro recuerdo que era sacerdote —ya no, pero sigue con su prédica. Hay dos con el mismo apellido, que parecen ser hermanas; uno con pinta de cantante de reggaetón —al parecer es de pop inspirador. Dos más tienen apariencia de ingenieros y otro de “coach” misterioso; una señora que parece ser una exitosa “realtor” —ya no se le puede decir vendedora de propiedad raíz— aunque tal vez lo que vende sean “casas para la mente”. Otra me parece que era presentadora o modelo. Aunque son de diferente edad, priman los adultos jóvenes o con apariencia de tales, y la gran mayoría sonríe simpáticamente. Me excusan que a la mayor parte no los conozca: no los consulto, no los sigo; pero se deduce que tienen seguidores y quién pague por oírlos en un evento.
Y aunque ese aviso no era para mí, despertó mi curiosidad imaginarme ese tipo de encuentro o cumbre. De una parte, suponía que cada una de estas personas tiene la respuesta para muchas de las preguntas que uno tenga sobre problemas, enfermedades, falta de motivación o simplemente falta de “inspiración”. Pero que vengan once de una vez es una exageración, así sea para dos días de actividad. Como si fuera un curso para futuros inspiradores, pensé.
Tal vez será que se trata de cubrir el mayor número de personas con la mayor diversidad de problemas, expectativas o antecedentes, con este “arsenal” de inspiradores, de manera que se pueda garantizar que alguno de tantos expertos va a ser efectivo para cada persona: un método ecléctico y polivalente, a la vez que una estrategia de mercadeo, me imaginé. Cada uno de ellos tendrá su razón y su estilo para influir y motivar, pero recordé el argumento del vendedor de cacharrería de barrio cuando dice “se le tiene”. Si no le sirve uno de los inspiradores, le tenemos otro u otra.
Me imagino que cada cual habla con voz melosa, seductora o convincente, y que su estilo tiende a ser entre exagerado y desafiante. Con argumentos religiosos los unos y con retóricas más racionalistas los otros. Eso sí, todos capaces de conmover o emocionar, aparte de ser muy locuaces.
En una de sus promociones se habla de: encuentro que transforma tu vida, amor, expansión y conexión profunda con tu verdadero ser, mensajes que tocarán tu corazón y abrirán tu conciencia, experiencias transformadoras, meditación, energía en movimiento y dinámicas que cambiarán tu forma de ver la vida, miles de almas reunidas en la misma frecuencia de crecimiento y expansión. Mejor dicho, un lenguaje medio metafísico y medio poético que tal vez escucharemos con menor calidad en las campañas presidenciales o en prédicas religiosas. Mezcla de lo que “nos hace falta” (encuentro, amor, forma de ver la vida) con actividades de moda (meditación), esoterismo o expresiones medio esotéricas (energía en movimiento, tocar el corazón, abrir la conciencia, almas reunidas, frecuencia de crecimiento y expansión). Todas expresiones de esa especie de religiones de “la nueva era” —como se solía decir— sin ser formalmente religiones.
Así que ahí están la convocatoria a todos los mortales que busquen una orientación en este momento de sus vidas, y que quieran —y puedan— pagar la entrada. La promesa es encontrar el camino para todo lo que uno pueda desear, necesitar o buscar. Sin terapias formales: autoayuda en dosis múltiple, por diferentes vías y con un guía. Y si no le gusta uno, pues espere a escuchar al que sigue.
Por último, como se trata de una “cumbre” (así la denomina el creativo o gestor del evento), debe reunir a los máximos exponentes —o a los que pudo conseguir. Por lo que se podría esperar que su presencia pudiera servir para sacar algunas conclusiones sobre la efectividad de sus diversos enfoques; aunque se entiende que los once no se quedan a escuchar a sus (diez) colegas. Al fin y al cabo, cada “coach” (tutor, guía, consejera, motivador, inspiradora) sabe cómo son las cosas y no necesita copiar estrategias del otro. Hombre “descreído” que es uno… tal vez debería pagar esa entrada y pasar por esa “experiencia” para dejar de ser como soy.
¡Ah! Y ví que ya está listo el del siguiente año (2026), con preventa y tal.
