I want my MTV

2 de noviembre de 2025

Gracias a MTV ya no teníamos que imaginarnos lo que los locutores antes nos describían o se inventaban con tan solo ver la carátula de un disco.
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A pesar de que hace rato, mucho rato, tal vez dos o tres años, no veo el canal MTV, me dolió enterarme de que este 31 de diciembre apagará su señal. Una que se había diversificado al punto de que se emitía por frecuencias diferentes para, supuestamente, llegar a más audiencias. Entonces salieron MTV 2, MTV 80s, MTV 90s, MTV 00s… pero esto solo incrementó los costos de su productora, Paramount Global, que por estos días anda en la fusión con Skydance Media, y en medio de ese negocio buscan eliminar lo que les esté generando pérdidas. Y ya nadie sintoniza un canal de televisión para escuchar música.

Porque eso era MTV: Música en televisión. Antes de la aparición de MTV, el 1 de agosto de 1981, muy pocos músicos se aventuraban a hacer una puesta en escena de sus canciones. Sí, The Beatles hicieron películas como A Hard Day’s Night (1964) y Yellow Submarine (1968); Elvis Presley también tuvo a Jailhouse Rock (1957) y The Who hizo esa ópera rock que es Tommy (1975), pero no todos estaban dispuestos a rodar largometrajes. Tampoco estaban disponibles (o físicamente aptos) para presentarse en programas de variedades musicales en vivo tipo The Ed Sullivan Show, Soul Train, Top of the Pops o el colombianísimo El Show de las Estrellas. Por ello las disqueras filmaban a sus talentos en escenarios de bajo presupuesto y distribuían estos videos a los diferentes canales para que los promocionaran. En ese entonces era una lotería pillar en la televisión a los Rolling Stones bailando en medio de espuma de detergente en It’s Only Rock n’ Roll (1974) o a Alice Cooper como candidato presidencial en Elected (1972). Pero todo eso cambió con MTV.

Gracias a MTV ya no teníamos que imaginarnos lo que los locutores antes nos describían o se inventaban con tan solo ver la carátula de un disco. En MTV pudimos ver el pelo de colores de Cindy Lauper, las provocaciones de Madonna y el cambio físico de Michael Jackson. Vimos que el primer video de la banda mexicana Caifanes era una imitación The Cure, pero en versión cumbia. También que no todo era glamour: The Message (1982) de Grandmaster Flash and the Furious Five nos mostró cómo se vivía en el Bronx y de cómo los afroestadounidenses estaban oprimidos por un sistema que promovía la inequidad.

Vimos genialidades como Sledgehammer (1986) de Peter Gabriel y bodrios como Friday (2011) de Rebecca Black o Bring me Edelweiss (1988) de los austríacos Edelweiss. Recuerdo conmoverme con Nothing Compares 2 U (1989) viendo el rostro y las lágrimas de Sinéad O’Connor, asustarme —siendo un niño de 5 años— viendo Thriller (1985) de Michael Jackson y sus zombis bailarines. Y sorprenderme con la propuesta visual de directores como Floria Sigismondi, Mark Romanek y Spike Jonze, quienes después saltaron al cine. Porque MTV, aunque no lo crean, nos educó el ojo y el oído.

Video Killed the Radio Star, de la agrupación The Buggles, fue el primer video en emitirse por el canal MTV en 1981. / Imagen tomada de video.

MTV nos mostró la estética del pop, el rock, el glam, el metal, el goth, el hip hop, el alternativo, el grunge, el techno. Se expandió por el mundo y cruzó fronteras mucho antes que la internet y las redes sociales. Fue un arma contra la Guerra Fría, al punto que el exlíder soviético Mijaíl Gorbachov dijo que la música e imágenes que allí se mostraban “logró más que los misiles”. Fue activismo. Greenpeace usó el canal para promover la defensa del medio ambiente. Kurt Loder, quien era la imagen de MTV News, no solo hablaba de frivolidades musicales sino de la guerra que se desarrollaba en los Balcanes (1991), las revueltas raciales en Los Ángeles tras lo sucedido con Rodney King (1992), y los movimientos revolucionarios en Chiapas (México), de 1994. Con MTV Latino me enamoré de Daisy Fuentes y muchos nos dimos cuenta de que en Latinoamérica había agrupaciones tanto o mejores que en Estados Unidos y Europa. Fue una explosión de “cooltura”, como la llama el crítico de medios Ómar Rincón.

Pero quienes crecimos con MTV asumimos las responsabilidades de los adultos y nos desconectamos del canal. Y cuando lo revisitaba, ya MTV era otra cosa: no había música y la crítica que hacían Beavis and Butt-Head, Daria y Tom Green a la estupidez y el consumismo cedió el espacio a reality shows que promueven lo que antes atacaban. Se pasó de campañas sobre sexo seguro a programas donde exaltan la vida de adolescentes embarazadas. De We Are the World y ayudar a luchar contra las hambrunas en Etiopía, al egocentrismo y vanidad de unos fulanos genitalizados en Acapulco, Newcastle o Nueva Jersey. A ofrecer los mismos contenidos que los influenciadores en las redes sociales.

Se acaba MTV. Un hito generacional. Aunque no creo que desaparezca del todo; seguramente florecerá en otra plataforma, tal vez a modo de archivo documental musical. Como una videoteca. Mientras escribo esto sintonizo el canal MTV 80s y aparece Samantha Fox y su Touch Me (1986), un tema censurado en su momento por lo explícito de su letra, pero que palidece a lo que canta hoy una Karol G, por ejemplo. Samantha Fox, ícono sexual juvenil de los 80, es hoy una reliquia. Vestigio de un mundo que ya no existe. De un entonces en el que crecí y en el que un canal expresaba la rebeldía de ese entonces; se gritaba “I want my MTV” y Sting lo cantaba en el coro de Money for Nothing (1988), de la banda Dire Straits. Hoy ni rebeldía ni música ni nada. Que el último cierre y apague la luz que ya mañana sacudimos el polvo y acomodamos las momias.

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  • Periodista y diseñador industrial. Profesor en la Universidad de Manizales. Ganador del Premio Nacional de Periodismo “Orlando Sierra Hernández” 2024.

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