Un asunto que me suele incomodar al tener que vivir en el mundo éste, es la cuestión de si me considero de izquierda o de derecha. Según de dónde venga la pregunta, analizo si debo hacer pase al costado, apoyarme en defensa, reventar con desesperación o lanzarme al ataque. Mi maniobra más frecuente es apelar a don José Ortega y Gasset y responder que calificarse a una misma como de derecha o de izquierda es una manifestación de hemiplejia moral. Pero lo cierto es que pienso en la derecha de Pelé y la zurda de Maradona. La próxima vez que me hagan la pregunta, voy a responder: las dos me conmueven.
Al hablar de la selección Colombia y las clasificatorias a los mundiales de fútbol se puede decir alguito más: para la clasificación al mundial de Italia 1990, la selección Colombia venció a Israel en repechaje con gol de Albeiro “El Palomo” Usuriaga (diestro).
El gol que abrió el marcador aquel 5 de septiembre de 1993 que nos dio la clasificación al mundial de Estados Unidos 1994 y que nos llevó a la ilusión (siempre un error poetizado, diría Jardiel) de que teníamos el mejor equipo nacional del mundo por golear a la Argentina subcampeona del mundo de Goycochea, Ruggeri, Redondo, Simeone, Batistuta, fue convertido por Freddy Rincón (diestro).
La clasificación al mundial de Francia 1998 empezó muy bien, pero el equipo se complicó y logró el objetivo en la penúltima fecha de la eliminatoria ante Venezuela con un único gol de Wilmer Cabrera (diestro, pero fue gol de cabeza).
Un largo bache tuvo el seleccionado criollo para volver a estar en un mundial de fútbol. Pasaron interesantes jugadores, técnicos variopintos, el técnico Pinto, y nos seguimos quedando con la cara pintada. Cambió la cosa para la eliminatoria al mundial de Brasil 2014 al cual, después de un tremendo subidón y de nuevo sufrir, clasificamos remontando un 0-3 en contra con goles de Teofilo Gutiérrez y un doblete de Radamel Falcao García (diestros los dos).
Para el mundial de 2018 el visado al territorio de los zares fue sellado por James Rodríguez (zurdo, ¿ambidiestro?, el gol fue de derecha) y refrendado con los peruanos luego del empate de Paolo Guerrero en el llamado «Pacto de Lima».
Ocho años después, luego de renovadas frustraciones, Colombia estará de nuevo en un mundial de fútbol. Será la copa del mundo Canadá-USA-México 2026. Llegamos después de una eliminatoria rara, como todas, de altibajos y absurdos. El partido definitivo contra la selección boliviana terminó con un marcador de 3-0 a favor del país del sangrado corazón. El marcador lo abrió, de nuevo, un gol con pie derecho: James Rodríguez.
Será el séptimo mundial de la selección colombiana y todo gracias a goles definitivos de derecha. Estoy omitiendo un dato: la calificación al mundial de Chile 1962 fue ante Perú por un zurdo: Héctor González Garzón, pero no sé con qué pierna anotó.
Ahora bien, la columna no va de esto, aunque también. Se trata de definir si uno es de izquierda o de derecha, aunque tampoco.
La selección colombiana ha logrado llegar a cada mundial de fútbol con goles de pierna derecha (y un cabezazo), sí, pero no lo ha hecho en ningún gobierno de derecha. Sería risible decir que lo ha hecho en gobiernos de izquierda, pero con gobiernos más abiertos a la socialdemocracia lo ha logrado. Resumen rápido y esquemático: Alberto Lleras Camargo, Partido Liberal, calificación Chile 62; Virgilio Barco, Partido Liberal, calificación Italia 90; César Gaviria, Partido Liberal, calificación Estados Unidos 94; Ernesto Samper, Partido Liberal, calificación Francia 98; Juan Manuel Santos (¡uy! ¡vaya lío! Digamos, «tercera vía»), clasificación Brasil 14 y Rusia 18; Gustavo Petro, oficialmente el primero de izquierda, Canadá-USA-México 26.
Sumo a esto que estas clasificaciones se producen en medio de hitos transicionales interesantes: fin del gobierno militar de Gustavo Rojas Pinilla y apertura del Frente Nacional; una nueva constitución política; el acuerdo de paz más interesante de nuestra historia; el primer gobierno de izquierda elegido en las urnas…
¿Me está diciendo usted que votando a la izquierda aseguramos cupo a 2030?
Este barequero: como reza la nueva versión del lavarse las manos de Pilatos: “son datos y hay que darlos”.
La lectora o el lector improbables: me fío. Se ve que estudió. La clave está por la banda izquierda con ejecutores de derecha.
Este barequero: con tal de que ganemos… me sumo a su cábala.
Pero el ejercicio del derecho al voto no se hace sobre cábalas. Tampoco se debería ejercer con la idea exclusiva de la situación personal, sino tomando esta dentro de la comunidad amplia en la cual nos insertamos, que es plural, piensa distinto y tiene otras necesidades. No se trata de zurdos ni diestros, ni siquiera de ambidiestros. Creo que se trata de equipo.
Miro ese 2026 desde mi exhausto 2025. No sé quién ganará el mundial o las elecciones. Solo quiero que salga bien, que ganen los goles y los votos, supongo es lo más obvio; como es obvia y ya vulgar la analogía entre política y futbol, acostumbradas a hacer goles y a hacernos votar por el jugador del partido. Pero en el fondo están los campeonatos, el bienestar del país y la búsqueda de armonía regional y global.
Quiero creer que somos seres más complejos que simples hinchas o electores pasivos. Quiero recordar que la clasificación a un mundial no se logra por un gol sino por el cúmulo positivo de un proceso sobre las adversidades. Que el resultado de unas elecciones no define la victoria de una ideología sobre otra, sino una oportunidad de construcción de proyectos de comunidad alternativos. Mi vecina no vota igual que yo, pero espero que si los que votan como yo son mayoría contribuyan al bienestar de mi vecina. Jeremy Waldron (de quien no me consta haya sido nunca futbolista) escribió refiriéndose al valor del voto: “solo soy una voz entre millones, pero la decisión en la cual participo es una decisión que afectará a millones”.
Coda: Gracias a Adriana Villegas Botero y a Ana María Mesa Villegas por invitarme a barequear. Como dijo el minero de rodillas, mirando al cielo, después de hallar la veta de oro tan anhelada: “si esto me lo envías para la perdición de mi alma, que se haga tu santísima voluntá!”.