Rodolfo Aicardi: apología al rey de diciembre

9 de diciembre de 2025

No tiene que ser diciembre para escuchar sus canciones parranderas con brochazos nostálgicos. Aunque en esta época, sin duda, su alma está omnipresente en las cuadras de los barrios mientras las familias comparten natilla con buñuelos.
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Recién salió el Wrapped de Spotify, el mismo que la gente replica en redes sociales sobre lo que más escucharon en la plataforma durante el año, no encontré ninguna sorpresa: entre los primeros artistas más sonados del 2025 aparecía otra vez Rodolfo Aicardi. ¡Cómo no, si es mi cantante favorito! No tiene que existir diciembre como festividad para escuchar sus canciones parranderas con brochazos nostálgicos. Aunque en esta época, sin duda, su alma está omnipresente en las cuadras de los barrios mientras las familias comparten natilla con buñuelos, realizan asados y sancochos en la mitad de las calles, reciben regalos de Papá Noel (una ilusión que al crecer tristemente es desmitificada) y esperan el año nuevo con los calzoncillos amarillos y lentejas dentro de los bolsillos con anhelo de prosperidad y abundancia.

Desde luego cuento una vida idealizada, porque Aicardi ya cantó el contraste en la versión más popular de Cantares de Navidad.

Navidad que vuelve, tradición del año

Unos van alegres, y otros van llorando

Hay quien tiene todo, todo lo que quiere

Y sus navidades siempre son alegres

Hay otros muy pobres, que no tienen nada

Son los que prefieren, que nunca llegara

Su verdadero nombre era Marco Tulio Aicardi Rivera. Nació en Galeras (Sucre), aunque días después fue trasladado a Magangué (Bolívar). Su familia era de origen italiano, cuyo apellido delata. El gusto por la música se lo heredó su abuelo Arsenio Rivera —íntimo amigo del papá de Gabriel García Márquez, don Gabriel Eligio García—, quien entendía sobre notas, tiempos y acordes musicales, además de inyectarle el gusto por las rancheras con cantantes como Alfredo Jiménez, Pedro Infante y Antonio Aguilar.

Al crecer busca en Medellín, el lugar de las disqueras más importantes de la época, oportunidades para convertirse en artista. Allí vive dificultades económicas y rechazos laborales. Era el costeño cansón que pedía empleo fuera de las oficinas de Discos Fuentes, incluso si era para mover cables. La fortuna llega cuando Johnny Moré, integrante de la agrupación Sexteto Miramar, le faltaba una canción para completar las 12 canciones del long play. No podía cantar más por su garganta desgastada. Ahí se dio el momento perfecto para Marco Tulio de interpretar su primera canción y balada grabada que titula Qué quiere esa música esta noche. Mejor dicho, surge ese Rodolfo dedicado a la balada y al bolero, su faceta menos conocida y que disfruto más.

Hay una entrevista espectacular del comediante Chicho Arias con Hernán Usquiano, gestor cultural de la música tropical en Colombia y presentador de La Viejoteca de Telemedellín, donde cuenta con jocosidad y cierto morbo las anécdotas que hay detrás del género. En especial, lo que ocurrió después con Rodolfo de grabar esa canción y su entrada a Los Hispanos que origina luego los mano a mano contra Gustavo el “Loco” Quintero, quien hizo parte del grupo musical en el pasado, pero después se separan por problemas personales entre ellos. Por eso nacen Los Graduados. Este episodio merece otro texto que titularía La pelea del siglo más dispareja de la música tropical.

El periodista musical Diego Londoño escribió Rodolfo Aicardi: la historia de El ídolo de siempre, el libro que más he disfrutado leer en la vida, porque la biografía la acompañaba mientras sonaban de fondo sus canciones. En este texto, por medio de 16 capítulos, Londoño cuenta en forma de crónica el recorrido musical del magangueleño. Una lectura que cruzada por la curiosidad de conocer quién es ese artista se vuelve más atractiva.

Destaco, por último, un dato curioso que mencionó su hijo Gianni Aicardi, quien compone la agrupación Los Hermanos Aicardi, al medio Kienyke que decía que su padre era un hombre que no le gustaba la fiesta y que normalmente los diciembres en la casa era apagado. ¿Ah? Una ironía de la vida cuando los colombianos celebramos con su música.

Fuera del contexto histórico, conecto con Aicardi por sus canciones llenas de nostalgia, pero unidas con ritmos inevitables de bailar y cantar; que son alegres pero tristes; por su capacidad de juntar familias y dar la oportunidad de disfrutar momentos que mañana quizás no se puedan repetir. Nos recuerda ese pasado que ya no volverá y que vuelve nostálgica los días decembrinos.

Es difícil que pase una semana sin escuchar por lo menos mis dos canciones favoritas de él: Dile y Disimula. Me emociono en secreto cuando alguien lo pone en su equipo de sonido o lo menciona en algún lado. Por esa razón mi foto de perfil de WhatsApp es con él, creada con inteligencia artificial. Me suelen preguntar si él es mi hermano o mi papá. Yo les digo con cierta decepción pero con orgullo: es Rodolfo Aicardi.

Santiago Rincón con Rodolfo Aicardi en una imagen hecha con Inteligencia Artificial.

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  • Manizales, 2003. Estudiante de Comunicación Social y Periodismo de la Universidad de Manizales. Ha escrito para La Patria. Desea convertirse algún día en escritor.

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