Hace 21 años se consumó una gesta histórica por parte del Once Caldas de Manizales, que venció a gigantes del continente para conquistar la Copa Libertadores de América, un logro que, con el paso del tiempo y el nivel que toma el torneo cada año, se hace más épico. Todos conocemos la historia, sabemos los rivales, recordamos los golazos, recordamos que la copa se rompió, que Bianchi no fue por la medalla del segundo puesto y, muchos, seguro jamás olvidarán la fiesta que se pegaron ese día, no solo en Manizales, sino en todo el país. Uno, como orgulloso habitante de esta ciudad, mira al horizonte y suspira por ese recuerdo. por eso, cada 1 de julio se celebra el día del Orgullo Caldense. Ahora, esto ¿Cómo pasó?, porque la consigna de David contra Goliat es una forma muy simplista de ver las cosas. Este año no pensemos en el milagro sino en las razones, ya sea económicas, históricas y administrativas del asunto, para entender mejor cómo se dio el mayor logro deportivo en la historia del Eje Cafetero.
La situación mundial
2004 fue un año curioso para el fútbol, el Once Caldas no fue el único campeón inesperado del planeta, ese año se fueron a la basura muchos pronósticos deportivos. Ese año la selección de Grecia ganó la Eurocopa por primera vez en su historia, El club Porto de Portugal ganó por segunda vez la Champions League, en un torneo donde estaba el Real Madrid de los galácticos, y además el Valencia gana La Liga Española, siendo el último campeón que no hace parte de los tres grandes de España. Pero estos no fueron simples accidentes deportivos, existen factores económicos y estructurales que explican cómo este año se rompió la hegemonía en el fútbol.
Grecia gana gracias a que le apuesta a la capacidad física y el juego aéreos mientras todo el resto de Europa estaba encantado con el ‘Tiki Taka’ y rompen todos los esquemas. El Porto de Mourinho invirtió en modelos de scouting y desarrollo de talento fichando barato a Deco, Carvalho y Maniche. También, Europa atravesaba una crisis con los contratos televisivos que representan una gran parte de los ingresos de los equipos; ITV digital de Reino Unido y KirchMedia de Alemania colapsaron y paralizaron los mercados de fichajes en 2002. En Italia muchos equipos acumularon pérdidas que alcanzaron los mil millones de euros, como la Fiorentina de Italia tuvo que declararse en bancarrota. Esto llevó a que los clubes más modestos pudieran competir con menos desventaja. En el caso del Valencia en España, a pesar de que ya tenían una muy buena base, el Real Madrid de los galácticos vivió una serie de tensiones internas, por los enormes egos que tenía que manejar con la mejor plantilla del mundo y los murciélagos aprovecharon los bajones de rendimiento para ser campeones.
Ahora hablemos del caso del Blanco.

En 2001 Argentina vivió una de las crisis financieras más brutales de su historia, se habían peridido las pensiones y la inversión extranjera. Había una devaluación extrema y una crisis en el gobierno. Muchos clubes tuvieron que vender jugadores para poder sanear sus cuentas.
En Brasil, el 2001 estuvo marcado por una crisis energética y devaluación del Real, varios clubes atravesaban demandas por incumplimiento de pagos a jugadores. Esto no afectaba por esa época a Santos, Cruzeiro y Sao Paulo que participaron en la Copa, sin embargo hizo que equipos como Flamengo, Corinthians, Internacional, Mineiro y Gremio no participaran en la Libertadores 2004 y, además de eso, Palmeiras, hoy por hoy mejor equipo de sudamérica, se había ido a la Serie B por problemas similares en 2002.
En Uruguay, Chile y Bolivia, los sindicatos de jugadores estaban haciendo huelgas por salarios atrasados. En Uruguay especialmente hubo una crisis bancaria en 2002, sin embargo los clubes que asistieron a la Libertadores por parte de estos países eran los considerados “grandes” y más estables económicamente de sus respectivas naciones, hablamos de: Nacional, Bolivar, Jorge Wilstermann, The Strongest y Colo-Colo.
Para explorar una posibilidad del asunto, la leve recesión global que hubo por la explosión de la burbuja tecnológica en el 2000 frenó los créditos y cayó la inversión extranjera a mercados emergentes, afectando a países latinoamericanos que dependen de capital externo. Entonces los bancos inversores frenan el financiamiento a clubes alrededor del mundo afectando especialmente a equipos que dependían de ingresos especulativos o de nuevos estadios financiados con deuda como: Independiente de Avellaneda, Racing de Avellaneda, Vasco da Gama de Brasil, Peñarol de Uruguay, Universidad de Chile y más.
Al mismo tiempo, Colombia experimentaba una recuperación económica con un crecimiento de 4% del PIB y un descenso sostenido de la inflación. Y futbolísticamente acabamos de ganar la Copa América.
Estas situaciones ayudaron en cierta medida a que la brecha con los gigantes del continente se acortara y diera paso a una competencia más igual por parte de los equipos colombianos.
Dicho esto, todos los clubes sudamericanos que mencionamos en este apartado, siempre han tenido mucha más infraestructura que el Once Caldas de Manizales y descontando lo de Congo, este equipo se nutre a base del apoyo local, entonces seguía siendo un ‘Underdog’ a la hora de empezar la competencia.

Un poquito de contexto
El primer artífice de la leyenda del Once Caldas fue Carlos Gómez Escobar, quien fue el presidente de Deportes Caldas ese año 50 en que le ganamos al dizque “mejor equipo del mundo”, el Millonarios de Di Stefano, para sumar la primera estrella. Cabe resaltar que previo al profesionalismo del fútbol colombiano en 1948, el Deportes Caldas ya jugaba contra rivales internacionales y había ganado varios campeonatos departamentales del Gran Caldas, donde usualmente se enfrentaba en finales (y le ganaba) al Pereira.
Según las páginas del diario “La Mañana” de septiembre de 1950, el año que el Deportes Caldas quedó campeón el equipo recibió una ganancia de 138 mil seiscientos sesenta y tres pesos colombianos, en taquilla. Al cambio del dólar establecido en 1950 de 1,96 pesos, Estamos hablando de 70 mil dólares, para la época, a pesar de que sí era bastante, no alcanzaba para seguir haciéndole competencia a Millonarios y a Santa Fe, quienes empezaron a dominar la liga en esa década. Varios de los jugadores rivales valían la mitad de todo el producido bruto del Caldas en un año. Eso sin contar los sueldos de jugadores que ya estaban, los costes de funcionamiento y viajes, el cuerpo técnico, el arriendo del estadio y la competencia que tenían con el otro equipo de la ciudad, el Once Deportivo. Eso lleva a que ambos equipos al no ser rentables, dejen de jugar la liga nacional por 10 años, aunque tuvieron 3 (muy malas) participaciones bajo otras denominaciones.
En 1961 se llega al acuerdo para la fusión de las escuadras de Manizales y nace el Once Caldas, de nuevo al frente de Carlos Gómez Escobar que duró 3 años más al frente del equipo y le dió resultados deportivos decentes. Sin embargo, a partir de 1964, más nos vale hacer un salto y hacer un recuento de 15 presidencias, 23 directores técnicos , 0 títulos, 0 participaciones en torneos internacionales y un rendimiento del 38% en 30 años. Añádale a eso ser considerados en 1975 el club más endeudado del fútbol colombiano, embargos de taquilla, una amenaza de mudanza a Cartagena, cortes de servicios en las oficinas y concentración del equipo, amenazas con arma en mano por sueldos no pagados, cómo fue el caso con el argentino Fernando Donaires; y casi que lo único bueno de esos años era que tuvimos por un rato al goleador Osvaldo Marcial Palavecino.
Aún así, no todo es malo, el equipo y sus directivos siempre tuvieron la iniciativa de sobrevivir, más allá de décadas de los resultados. De ahí viene una forma en la que el Once revolucionó el fútbol colombiano, al ser de los primeros en vender un activo intangible para mantenerse a flote, siendo esto, el mismo nombre del equipo. Para los años 90, la asociación había tenido 10 nombres diferentes variando en los años con sus patrocinadores principales: La Industria Licorera de Caldas, Varta, Philips, Colombiana, Leona. Relaciones que mantuvieron al Blanco jugando y nos regalaron indumentarias muy bonitas. El Once es el equipo que más veces ha cambiado de nombre en nuestro fútbol.

Pero bueno, finalmente, cesó la horrible noche. En abril de 1995 Víctor Eduardo Pérez Castaño renuncia a la presidencia del equipo y Jairo Quintero Trujillo, quien ya era miembro de la junta directiva del Once desde 1993, se sube al cargo. Quintero fue director de Tejidos Única y también gerente de la Lotería de Manizales, que durante su gestión llegó a ser catalogada como la mejor lotería del país. Don Jairo también es abogado graduado de la Universidad de Caldas y siempre destacó en sus círculos como un administrador austero.
Cómo si los astros se alinearan, también en 1995, debutan en primera Arnulfo Valentierra, volante creador barranquillero, que marcaría la historia del club; y Edwin Congo, un joven carrilero que llegó a Manizales con el propósito de estudiar odontología y terminó convirtiéndose en uno de los jugadores más potentes del fútbol colombiano, acompañados de un Juan Carlos Henao que ya llevaba tres años en el club y era de los mejores arqueros de la Liga. Solo faltó que se añadiera más experiencia en la nómina y un increíble goleador como lo es Sergio Galván Rey (actual máximo goleador del Once Caldas) para que el equipo alcanzara la primera final de su historia en 1998 (en 1950 el campeonato tenía formato de liga, sin final). Y esto, logrando el récord, que todavía mantiene, de ser el equipo colombiano que más puntos sumó en un año calendario, con 110.
Perdería esa final con el Deportivo Cali, pero la imagen que dejó el Once Calda, ese año, fue la de ser la plantilla más compacta y efectiva del fútbol colombiano, y eso sin tener jugadores considerados de primer nivel, ni tanto valor. Según Transfermarkt, plataforma especializada para consultar estadísticas y valores de los clubes del mundo, para 1998 el Once tenía una plantilla valorada en 6 millones de dólares. Clubes como el América de Cali, Santa Fe, Atlético Nacional, Millonarios y Deportivo Cali doblaban e incluso triplicaban ese valor. Jairo Quintero estaba logrando maximizar el rendimiento de las inversiones del equipo.
Al año siguiente suceden dos hechos claves: primero, el Once Caldas, gracias al subcampeonato del 98 logra cupo a la Copa Libertadores por primera vez, buscando el fogueo internacional y logrando una impresionante victoria 4 por 1 contra el River del Muñeco Gallardo, el ‘Toto’ Berizzo, Juan Pablo Sorín y Germán Burgos. Aunque quedan eliminados en fase de grupos muestran un fútbol bastante funcional y logran mostrarse al exterior, lo que desencadena en lo segundo. En junio de 1999, el Real Madrid, el de verdad, el del Teatro de la Castellana, el campeón de campeones, el rey de la Champions League, tocó a la puerta del Once para llevarse a Congo. Según le dijo el presidente Quintero a El Tiempo ese año, las negociaciones solo llevaron 8 días para concretarse y la única exigencia de Congo era terminar la carrera de odontología en Madrid, porque ya solo le faltaban 2 semestres.
Congo partió en julio y le dejó al club 5,5 millones de dólares.
Congo no llegó a jugar un solo partido con el Real Madrid y, aún así, en ese momento, fue la transferencia más cara en la historia del fútbol colombiano, superando incluso las de Faustino Asprilla y Harold Lozano en sus respectivos saltos a Europa. Los ingresos, después de calmadas la burocracia y las llamadas “tajadas”, sirvieron para reforzar al equipo los años que siguieron, pero sin un éxito palpable hasta 2003. En esa época llegaron jugadores tales como: Samuel Vanegas, Alexis Henríquez, Luis Núñez, Mauricio Casierra, Elkin Soto, Jhon Viáfara, Diego Arango, Dayro Moreno y la renovación de Galván Rey. También llegó el técnico antioqueño Luis Fernando Montoya. No hace falta explicarle a los manizaleños quiénes fueron estos caballeros, porque ya lo saben muy bien. Es probablemente la mejor plantilla que tuvo el equipo en su historia.
La previa
Empecemos por dejar algo claro, al fútbol profesional colombiano no lo respetamos ni los mismos colombianos. Sí, existen grandes futbolistas y analistas del deporte internacional que declaran a favor de nuestro balompié, pero, siendo sinceros, son comentarios desde la solidaridad y la sana competencia, porque pocas son las veces en que nos hemos hecho respetar a base de triunfos y de gestas legendarias. Para la caprichosa somos la nación del casi y del que hubiera sido. Somos buenísimos para otras cosas, como el patinaje, el ciclismo, el tejo y hasta la apnea. Sin embargo a nosotros nos gusta es el fútbol, así nos vaya mal, así nos duela, así nos criamos, así nos conocimos, así nos “querimos”.
Es que es tan jocoso el asunto que cuando ganamos cosas, hay asteriscos de por medio: “Argentina no vino”, “Brasil mandó la suplencia”, “Pablito te la compró”, “La más fácil de la historia”, “¿Sub 20?”. Con eso en mente, al equipo colombiano no le temen, nunca lo han hecho. Para 2004, sólo Atlético Nacional había alzado la Libertadores en unas circunstancias más que especiales y el América de Cali y el Deportivo Cali se habían encargado de mostrar el ADN de nuestro fútbol perdiendo seis finales de Libertadores entre los dos.

A esa Copa llegan el Once Caldas, que fue campeón por primera vez el año anterior después de 53 años; el Deportes Tolima que acababa de ganar su primera estrella en la historia, poco después de ascender de la B,y el Deportivo Cali por reclasificación. Al frente tenían rivales de un enorme peso histórico y económico en Sudamérica. Sao Paulo tenía todo el poderío físico y la técnica además de un joven Luís Fabiano que después de esa Copa pegaría el salto a Europa a ganarlo todo con el Sevilla; River tenía a Lucho Gonzales, Mascherano y Cavenaghi; Santos tenía el mejor ataque de Sudamérica con Robinho y Elano; el América de México tenía a Cuauhtémoc Blanco y eran el mejor equipo de Norteamérica; Liga de Quito tenía una defensa muy fuerte, que años más tarde le daría la Libertadores, además de un jóven Franklin Salas; Libertad, el campeón paraguayo, con uno de los mejores juegos aéreos del continente; y, por supuesto, Boca Juniors, campeón defensor, ganador de 3 de las últimas 4 ediciones, campeón del mundo, le ganaron al Real Madrid, etc y etc.
Con estos planteles al frente, la prensa colombiana de la época habló de la participación de los equipos colombianos como una forma de “Ganar experiencia” más que por buscar el título. El País de Cali y El Colombiano, en sus páginas de diciembre del 2003, hablaron sobre el duro reto que representaría Vélez Sarsfield de Argentina para el Once y que debía “hacer respetar la casa” (típico análisis que hace cualquier estudiante de colegio en el descanso).
El Tiempo catalogó de “Reto Mayúsculo” la participación del onceno caldense en Libertadores, dado que por esas fechas el equipo estaba muy abajo en la tabla del campeonato colombiano.
Años más tarde Diego Arango y Jhon Viáfara declararon en entrevistas para RCN y La Patria que parte del éxito del equipo en esa época fue por la falta de presión mediática, que dió paso a un trabajo más ameno con el director técnico Luis Fernando Montoya.
Matemáticamente la probabilidad de que el Once Caldas ganara la Copa Libertadores era de 0,5%, según un modelo de ClubElo, que analiza resultados deportivos e infraestructura.
El Profe
Luis Fernando Montoya, nacido en Caldas, Antioquia, empezó dirigiendo selecciones Antioquia, para después recalar en las divisiones menores de Atlético Nacional, donde fue bastante exitoso. Fue asistente de Luis Alfonso Marroquín, Juan José Pelaez y Norberto Peluffo antes de debutar como técnico en propiedad con la Selección Colombia sub-20 en 1995 a sus 38 años. Luego volvería a Nacional donde fue subcampeón de la liga en 2001 y finalmente llegó al Once en 2003.
Los jugadores lo veían como un padre, un mentor, un motivador. Durante esa época circuló en Manizales el rumor de que dejó de cobrar multas y mensualidades a los jugadores (una práctica común en distintas épocas del fútbol colombiano) con tal de que le hicieran caso en todo lo que dijera, incluyendo dormir en los camerinos, si era necesario o él quería. Sin embargo, más allá de rumores de ese estilo, su equipo de trabajo y los jugadores valoraron su liderazgo emocional y humano, más allá de lo táctico. Valentierra y Vanegas declararon que su estilo de dirección fortaleció la identidad colectiva del equipo y que les enseñó a “amar la vida”.
Esa unión que logró en el equipo, le dió paso a desarrollar su idea de fútbol, que era llevada a la defensa, el contragolpe, el aguante y el manejo de los tiempos del partido: “Un equipo que no tenía mucha credibilidad en Manizales, porque no jugaba el fútbol que le gusta al hincha caldense (…) era un equipo muy pragmático, no era de juego lucido, pero si muy lúcido, que defendía bien y mucho”, anecdotizó esta semana Carlos Antonio Vélez, periodista deportivo manizaleño, en su programa Palabras Mayores.
A veces la gente de afuera, cuando no conocen al Once, confunden su escudo con el de Italia. Bueno, el once de 2004, jugó el fútbol más italiano de todos.

La Copa
El cuadro albo jugó 14 partidos hasta llegar a la ansiada coronación, ganó 6, empató 7 y solo perdió 1 contra Vélez Sarsfield en Argentina. Recibió 10 goles y anotó 17. derrotó a Barcelona de Ecuador, Santos de Brasil, São Paulo de Brasil (mejor ataque del torneo y equipo con más victorias) y Boca Juniors de Argentina, en fases finales, para levantar la copa.
El Once tuvo un invicto de 11 partidos y fue el equipo con más tarjetas amarillas del torneo (38). ESPN cataloga esta victoria como la más improbable en la historia del máximo torneo continental de Sudamérica. No hubo día con más fiesta en la ciudad de las puertas abiertas y si no me cree, pregúntele a su papá.
Hoy
Y bueno, así fue como llegamos al equipo que nos llevó al mayor éxito de todos, pero, no es del todo un final feliz. A largo plazo, la copa vino con un precio muy alto, que le tocó pagar a la generación Z manizaleña.
Sucede que el presidente Quintero si era muy austero, pero tampoco puede uno pasarse. En la declaración de renta del club en el 99, no se reportó como ingreso gravable el dinero que se recibió por la venta de Congo. Esto, en una búsqueda por evitar pagar un impuesto de utilidades que podría haberse llevado una cifra cercana al 35% de la venta del jugador. Eso ningún administrador serio debería hacerlo, jamás, pero de nuevo, nosotros con este equipo no sabemos lo que es una administración seria.
Luego, cuando la DIAN se dio cuenta, iniciaron un proceso sancionatorio por omisión de ingresos y deducciones indebidas. La junta directiva, queriendo dar patadas de ahogado, argumentó que el Once era una entidad sin ánimo de lucro, como si los señores directivos no estuvieran haciendo plata del equipo. Lo único que lograron las apelaciones fue darle tiempo al equipo para cosechar su época de mejor éxito, ahí nos ganamos la denominación de “Equipo de la Década”, pero en 2011 el Consejo de Estado determinó que el club debía tributar como sociedad ordinaria y ordenó al Once pagar una multa, con intereses acumulados de 10 años, de unos 15 mil millones de pesos (8,8 millones de dólares en ese tiempo). Y ni qué decir, ni qué hacer, porque Jairo Quintero ya se había ido del equipo para ser representante a la Cámara por Caldas, con el Partido de la U, durante el primer gobierno de Juan Manuel Santos. El Once Caldas después de 2012 no tenía ni los derechos deportivos del 70% de su plantilla (estaban a préstamo la mayoría), no había inversión y nuestro equipo del alma estaba al borde de desaparecer otra vez y así es como llega esa empresa camionera a manejar el asunto. No gusta, no encanta, no gana, pero, sinceramente, hemos estado mucho peor.
Hoy nos preguntamos, ¿15 años sin ganar nada? Y la respuesta es que puede llevar más que eso construir un proyecto ganador, peor si los dirigentes son del mismo nivel. Aún así, vuelvo y digo, plata y miedo nunca tuvimos. Que viva el blanco y este año, como cada año…
Si Dios quiere, la quinta.
