De un puñado de poetas caldenses consultados, cuatro aceptaron ponerse al chat con Barequeo sobre Raúl Gómez Jattin, que este año cumpliría 80 años de no haberse arrojado a un bus de servicio público en Cartagena (otras versiones dicen que cruzó la calle sin fijarse). De ellos quizá a quien más le siente el adjetivo gomezjattiniano sea a Ibán de Jesús “El Gato” Alarcón, por la estética underground, descarnada y, según Flóbert Zapata, “tenaz, elegíaca, metalera, piadosa y fundamental” de su poesía.
“Fue abucheado por el público”: Ibán de Jesús “El Gato” Alarcón
“Claro que estuve en ese auge sobre Raúl. Se puede decir que de alguna manera mi trabajo tiene elementos suyos. Tengo una foto en una calle de Cartagena donde él tiene una foto famosa. En cierta ocasión estuve leyendo poesía en la biblioteca que lleva su nombre en Cartagena”, expresó Alarcón vía Messenger.
“Es conocido en los círculos teatrales la historia según la cual nosotros fuimos los culpables de su recaída”, dijo el poeta nacido en Belalcázar. “Gómez Jattin, también actor y dramaturgo, se ganó (en 1992) una invitación para venir a Manizales al Festival Internacional de Teatro a presentar la obra “Las nupcias de su excelencia”, pero el montaje no gustó y fue abucheado por el público. Eso desencadenó en él una gran depresión que lo llevó a deambular entre las calles y los sanatorios psiquiátricos”, contó.
“Una vez, en Medellín, lo invitaron al festival de poesía. Cuentan que una amiga lo recogió y lo bañó. Luego de leer poemas suyos de libros de la biblioteca, se los quiso llevar. “Esos libros son míos, yo los escribí”, dijo Alarcón que dijo Gómez Jattin cuando le pidieron devolver los ejemplares.
“De sus poemas Conjuro es un himno ni el hijueputa, ¡algo tan diciente! Es brutal”, remató Alarcón, en cuyo poema Atrás de Jattin lo homenajea: “(…) Caminar en sandalias como Raúl/con la traba del día bajo el sol/sobre el asfalto candente/de una Cartagena de Indias/impresa en piedra y sal/encadenada en souvenires para atormentar a los dioses (…)”.
“Quiero pensar que me parezco a él”: Lorena Madrid
Para la poeta manizaleña Lorena Madrid, “Jattin es el lugar donde ser gris está bien. Sus textos son una mañana dibujando formas color sombra, sobre los muros de una ciudad que nunca logró definirlo ni comprenderlo. Siempre supo que la multitud nunca fue su medida. Él fue su propio dios de Cereté”.
“Dicen que genio es aquel que dirige su locura, y es Jattin en lo que escribe, un genio que dirige el amor, la muerte y la integración de la naturaleza en el ser. Su mirada ennegrecida y espesa, como sus cejas, acentúan las líneas de sol señalando su frente. Él, esa luz siempre clandestina que no era oscuridad sino noche”.
«Es imposible no pensar en él con la imagen de quien cuenta su infancia, mirando su memoria sobre una hamaca, como un columpio en el que él dejó meciendo eternos, todos sus fantasmas”. Sobre la influencia en su obra, expresó que quiere pensar que sus poemas tienen “un leve paso de esa niebla que de repente desaparece en el cuerpo de los árboles y se enrevesa entre los sentidos. Quiero pensar que me parezco a él, aunque sea en el odio hacia nuestras abuelas”.
Nombrado como el poeta maldito colombiano, dijo Madrid, “es un escritor cuya vida no lo oscurece, sino que lo complementa en su valor poético».
“No es una simple pose de maldito. Leerlo fue toda una revelación.”: Pablo Villa
El poeta y cineasta manizaleño Pablo Villa conoció la poesía de Jattin cuando estudiaba lenguas en la Universidad de Caldas. “Para mí fue toda una revelación. Leer a un tipo que escribía con un desparpajo inusual, con una soltura que llegaba hasta los límites de lo vulgar y lo pornográfico, pero a la vez con una ternura y una profundidad que rayaba en lo místico. Para escribir de esa manera hay que estar casi loco o loco por completo”.
Jattin, expresó Villa, vivió cada uno de sus versos, por lo cual su poesía es dolorosamente honesta, real, tangible y embriagadora.
“En lo que yo escribo hay algo de él, guardando las proporciones. Lo que hay es, sobre todo, el desenfado de algunos de sus poemas, el ataque, a veces deliberado, contra la solemnidad de la poesía estándar”, expresó Villa.
Sobre su recomendado, dijo que rescataría “Casi Obsceno” porque es un poema erótico que se aleja de los lugares comunes de ese estilo de poesía. “Es un poema enfermizo y tierno, de una intimidad feroz. No es una simple pose de maldito, porque Jattin fue un auténtico maldito”.
Marcó mi generación: Juan Carlos Acevedo
El poeta Juan Carlos Acevedo fue lacónico, pero esculcó su biblioteca y envió foto de tres publicaciones sobre Gómez Jattin: la antología poética Amanecer en el Valle del Sinú prologada por Carlos Monsiváis, la selección poética de 1980-1989 de la editorial Norma y un ejemplar del monográfico de la revista Gaceta, edición 40, dedicada al vate costeño.
“Hermano, claro, Jattin marcó mi generación. Hasta Cereté me fui a conocer su casa y hasta está en un poema en mi libro Los amigos arden en las manos”.
