Días de no hacer nada

21 de diciembre de 2025

A diario reviso en dónde viene ese aguinaldo, que es como jugar Lobo, ¿dónde estás?: “estoy en compra confirmada”, “estoy en preparación”, “estoy en camino”, “estoy en Colombia”, “estoy en la aduana". El lobo lleva más de una semana en la aduana.
Compartir publicación en

Salí este viernes a vacaciones. Salí, según la fecha del calendario, aunque la mente se pone en modo navideño antes de dejar de ir a la oficina. Lo mismo ocurre en enero: el cuerpo vuelve al trabajo, pero la cabeza lo hace unos días después.

Vacaciones: el sueño de todo trabajador. El tiempo para no hacer nada. Como son pocos días, entonces hay que aprovecharlos. Los adolescentes duermen hasta tarde mientras las amas de casa desatrasamos tareas acumuladas. Exorcizamos closets y cajones, revisamos la lista de útiles y compramos uniformes.

Familia que se cuida unida permanece unida, así que pedí citas para todos. Fui a la odontología con mi hija y mi hijastra. Cuando al diligenciar la historia clínica la doctora preguntó “qué relación tiene con la paciente”, dije “madrastra” y sentí cómo me crecían la nariz de bruja y la verruga peluda bajo su mirada. La palabra “madrastra” está mal puesta: no coincide con el amor que encierra.

Luego de la cita tocó pedir otra para limpieza, otra para radiografía y otra para valoración de ortodoncia. Siquiera estoy desocupada por vacaciones.

Fuimos también a exámenes médicos de rutina. Me siento bien pero soy “señora de cierta edad”, mayor de 50, y entonces ya no hay presunción de inocencia. Tome aire por la nariz, bote por la boca, repita, diga aaaaaa, cuánto pesa, cuánto mide, última menstruación, última citología, ¿con qué planifica? Pienso que si llego a quedar embarazada a esta edad me sacan en la National Geographic. O en el Q’hubo. Pero me contengo y no lo digo. La prudencia que hace verdaderos sabios. Voy a ordenarle unos exámenes de laboratorio. Maravilloso: acá estoy el primer día de vacaciones, madrugando antes de las 6:00 a. m. para ir en ayunas a que me saquen sangre, luego de varios días de natilla y buñuelos. ¿Trajo la muestra de orina? ¿y el coprológico? ¡Planzazo!

Benignísimos lectores de infinita caridad: hoy toca novena en mi casa. Se necesita arqueólogo para desenterrar mi instinto culinario, así que suelo sentirme regular anfitriona. Por fortuna el hombre que me colabora con lo del amor, mi hijastra y mi hija sí disfrutan la cocina y anoche prepararon un flan. Lograr el punto de caramelo es un talento que no aspiro tener. Ellos disfrutan hornear y armar tablas con jamón, queso y frutas, y yo asumo mi rol de catadora oficial.

Hay que ir a hacer las compras: las de las cosas para la novena y las de los aguinaldos. Ya sé que la Navidad es para darnos paz y amor y agradecer y abrazarnos y disfrutar de la armonía y cantar A la Nanita Nana (mi hermano siempre me cantó “a la hermanita Adriana, enanita enana, enanita ea”), pero los regalitos hacen parte de la celebración y la mesa se ve más bonita con platos y servilletas navideñas. Habrá quienes piensen que el capitalismo se metió en el pesebre y de hecho sí lo hizo en el de mi casa: pusimos un D1 y un letrero de “Yo amo Belén”.

Vamos al Mall Plaza y prometemos que si vemos algo que nos guste diremos “!!!ay, qué cosa tan linda!!! para dar pistas sobre posibles regalos. Mi esposo hace la tarea en todos los almacenes de ropa, pero mi hija no. Ella escribió una lista desde comienzos de diciembre y, ante mi angustia por la falta de tiempo en esos días laborales, una noche entré a Internet y compré lo que pidió. Todos los días entro a mirar en dónde viene ese aguinaldo, que es como jugar Lobo,¿dónde estás?: “estoy en compra confirmada”, “estoy en preparación”, “estoy en camino”, “estoy en Colombia”, “estoy en la aduana». El lobo lleva más de una semana en «la aduana está procesando tu paquete», como si en Colombia los regalos los trajeran los Reyes Magos, el 6 de enero, y no el Niño Dios, el 24 de diciembre, o sea este miércoles. Pero como nos vamos desde el martes temprano necesito empacar esa maleta mañana lunes. Niño Dios: concédenos, por los méritos infinitos de tu encarnación y de tu infancia, la gracia de la cual necesitamos tanto: que llegue ya ese paquete que estoy esperando.

Por estar ocupada entre las citas médicas, odontológicas, las novenas familiares, las listas de aguinaldos y la logística de los paseos no había tenido tiempo para sentarme a escribir esta columna. Mucho menos para mirar el arrume de libros que guardé para leer «cuando tenga tiempo, en vacaciones». Me siento a escribir esta mañana de sábado y veo un correo en el que un operador del Ministerio de Educación me da plazo hasta mañana para actualizar mi hoja de vida en una base de datos que es importante en mi trabajo. Estoy de vacaciones, pero ellos no. ¿Qué vamos a comer en la cena del 31? No sé. Necesito salir de la Navidad para poder pensar en el año nuevo. Aunque si alguien me ve en la distancia pensará: “ella está en vacaciones, por estos días no trabaja ni hace nada”.

Si valoras el periodismo artesanal, ayúdanos a seguir adelante.
Cada aporte, grande o pequeño, hace la diferencia. Puedes apoyarnos a través de Vaki.

Publicaciones relacionadas

Si valoras el periodismo artesanal, ayúdanos a seguir adelante.
Cada aporte, grande o pequeño, hace la diferencia. Puedes apoyarnos a través de Vaki.

En Barequeo nos interesa el periodismo artesanal, hecho a mano, con tiempo para escribirlo y tiempo para leerlo. Buscamos historias y enfoques como quien busca pepitas de oro.

Somos un grupo de periodistas que, desde Manizales, Colombia, generamos un medio de comunicación para fortalecer la deliberación pública desde nuestro territorio.

Creemos en la veracidad, la argumentación, el disenso y el valor de la escritura para la construcción de memoria histórica.

Correo: [email protected]

Codirigen: Adriana Villegas Botero, Ana María Mesa Villegas, Alejandro Samper Arango y Camilo Vallejo Giraldo.