Durante las fiestas de Navidad y Año Nuevo colombianas sonará El hijo ausente, del colombovenezolano Pastor López. El tema de 1965 es infaltable en las parrandas y emisoras populares, y el estribillo nos lo sabemos todos: “vamos a brindar por el ausente / que el año que viene esté presente / vamos a desearle buena suerte / y que Dios lo guarde de la muerte”. Cantarla evoca sabor a aguardiente, natilla, buñuelo y fritanga.
Este clásico parrandero habla de ese hijo que no puede pasar la Navidad con su familia y pide que, en la distancia, lo recuerden. También se desea su presencia el año siguiente, pero hay quienes nunca regresarán porque Dios no los guardó de la muerte. Serán unos 63 millones de personas muertas en este planeta durante el 2025, según las métricas de Worldometer. Como si se murieran todos los habitantes de Perú y Ecuador. O de Colombia, Panamá y gran parte de Nicaragua. O toda la península ibérica.
Son muchas las muertes en el planeta, unas 150 mil diarias. Worldometer indica que en lo que va del año han fallecido 12,327,893 millones de personas por enfermedades contagiosas. 7,218,444 menores de 5 años. 293,522 mujeres al parir. 7,700,315 de cáncer. 4,747,283 por fumar y 2,375,142 por alcoholismo. Y 1,018,348 suicidios. Todas las cifras al alza al momento de escribir este texto.
Difícil saber a cuántos llorarán y a cuántos nadie recordará. Difuntos que hacen parte de una estadística y cuyos cadáveres reposan en algún refrigerador forense a la espera de identificación y de algún doliente. O que van a su “segunda muerte” en una fosa común como NN. Porque como dice la frase apócrifa: “Todos morimos dos veces. La primera, cuando nuestro cuerpo cesa sus actividades; la segunda, cuando muere la última persona que nos recordaba”. Cuando ya no hay brindis por nosotros.
Pero así como están los muertos desconocidos, también están los que impactaron el mundo. En este 2025 se fueron el arquitecto Frank Gehry, el cineasta David Lynch y músicos como Ozzy Osbourne, Brian Wilson y Hermeto Pascoal. También están esos famosos que olvidamos que habían muerto (Leo Dan, por ejemplo, que falleció el 1 de enero) o que creímos habían expirado hace rato (caso Jim Lovell, el astronauta que lideró la misión Apolo 13). O los que son celebridades en esas latitudes ajenas a nosotros, como el escritor keniata David Mulwa o el actor malayo William Yap; ambos fallecidos en diciembre junto a otros 178 finados en lo que va de este mes según Wikipedia.
Brindemos, pues, por los ausentes que ya no estarán presentes ni en lo terrenal ni en la memoria. Porque ellos también fueron humanidad.
