Las votaciones para elegir consejos de juventudes en los municipios del país dejan unos resultados flojos, situación interpretable y aprovechable para las actuales campañas políticas, pero ante todo plantea retos para el futuro de la participación en los eventos electorales, parte fundamental de la democracia que todos defendemos. Que hayan acudido un millón y medio de votantes de los 12.500.000 jóvenes habilitados para votar, significa solo un 12% de participación. Un porcentaje mucho menor que el 59% de ciudadanos que acudieron a las urnas en las elecciones regionales del año 2023, aunque debe decirse también que votó casi un 3% más de jóvenes que en las elecciones similares del 2021: el vaso medio vacío subió un poquito.
Lo interesante es que esta elección aceptaba aspirantes de partidos políticos, otros candidatos independientes, y representantes de movimientos o actividades juveniles no-políticos. Los candidatos de los partidos lograron un poco más de la mitad de las curules (53%), especialmente los inscritos por los “tradicionales” (Liberal, Conservador, Centro Democrático, Cambio Radical y de la U). Esos suman casi el 38% de los votos, mientras que entre cinco partidos recientes (Verde, Mira, Nuevo Liberalismo, Colombia Humana y Asi) se encuentra un poco más del 10% de votos.
Ahora bien, al mirar los resultados logrados por los partidos (recuérdese que componen solo el 53% de los votos), el orden por partido específico fue:
Liberales: 10.1%
Conservador: 6.7%
Centro Democrático 5.8 %
Cambio Radical: 5.4%
Verde 4.4%
La U 4.1%
Mira 3.3%
Nuevo Liberalismo 3.3%
Colombia Humana 1.6%
ASI 1.4%
Mais 1%
Dignidad Y Compromiso 1%
Los partidos AICO, Polo Democrático, Demócrata y Gente en Movimiento alcanzaron entre 0.8 y 0.5% cada uno. La Unión Patriótica, Colombia Renaciente y Oxígeno, llegaron a entre 0.4 y 0.2%; y hay otros once partidos con menos votos aún (suman un 3% en total).
Lo innegable es que el “petrismo” o los candidatos vinculados con el denominado Pacto Histórico mostraron cifras menores en casi todo el país. Si se suman Partido Comunista, Comunes, Partido del Trabajo, Unión Patriótica, Polo, AICO, MAIS, ASI, y Colombia Humana, alcanzan a ser el 6.1% (aprox.) de los votos, cifra cercana a lo que sacó el conservatismo y similar a la del Centro Democrático, por separado.
Ahora bien, si se integran los votos de los partidos de derecha y centro-derecha (Liberal, Conservador, Centro Democrático, Cambio Radical, La U, Mira, Nuevo Liberalismo y otros menores) alcanzan a ser algo como el 24%. Mientras los partidos centristas —y los más “móviles” frente al actual gobierno— componen la mayoría de los votos por partidos (como el 70%, si se incluye aquí al Liberalismo que a veces está en el primer bloque).
Esto hace pensar que el interés de ciertos sectores juveniles más cercanos al voto no está con el gobierno, o que simplemente los anti-petristas se movieron más y lograron superarlos en este evento. Hay que resaltar además que, los outsiders, consejeros juveniles vinculados con minorías que no son de partidos formales, como grupos étnicos y sectores LGBTI, siempre serán menos destacadas por los medios.
En cifras redondas, sobresale que fueran solo unos 103 mil votos en Bogotá (94% de abstención) y 37 mil en Medellín. En todo Caldas votaron unos 30 mil jóvenes, de los cuales 11 mil (aprox.) en Manizales. Y en los otros municipios caldenses no se sube a mil en los mayores (760 en Aguadas) y baja a unos 100 en Marulanda, para elegir allí a seis jóvenes; o sea un promedio de 16 votos por consejero.
Como podían votar personas entre 14 y 28 años, uno puede especular que los menores —de 14 a 17 años— están poco interesados en esas “cosas del gobierno”, mientras que los del otro extremo de edad —de 24 a 28— tienen urgencia de conseguir un buen trabajo, algo que esta elección no les garantiza. Para los del centro de ese rango, uno puede suponer que tal vez la razón para no participar es que la gran mayoría de jóvenes no sabe para qué han servido o van a servir esos consejos de juventud: hasta ahora para casi nada, la verdad sea dicha. Sus funciones se resumen en promover la participación, buscar concertación con las administraciones locales, presionar que sus intereses se incluyan en las agendas de esas administraciones, y hacer veeduría y control. O sea, “escuela para la democracia”, semillero para los partidos y movimientos políticos. Pero ninguna solución o proyecto concreto que los motive a salir a votar.
Como contraste, el gabinete juvenil de Manizales que se posesionó hace una semana solo sirve como experiencia para los 38 jóvenes que participan; pero nadie espera nada de ellos. Mientras tanto, el consejo municipal de juventud sí abre unas expectativas mayores, que seguramente quedarán frustradas en su mayoría.