Escribo este texto en la plena contradicción que me abre el documental “La utopía del colibrí”. Tuve la oportunidad de verlo en la inauguración de Ficma hace una semana. Presentado por Chec Epm (así dice en todos los créditos que he visto) y producido por Human films. Traduciendo este lenguaje del cine: encargado por Chec a Human Films, hecho con plata de Chec y con su filtro editorial: allí quedó lo que Chec autorizo que quedara.
El documental recrea la utopía del relato de un colibrí que intenta apagar el incendio en un bosque (metáfora del tiempo de crisis civilizatoria en el que vivimos). Estamos hablando de que el financiador es Chec, uno de los grandes causantes (locales y regionales) de ese incendio. Yo me pregunto ¿por qué?, ¿para qué?, ¿cómo construir un balance con las innumerables responsabilidades que tiene Chec en la generación del incendio?
La contradicción empieza, para mí, en la profunda admiración y respeto que tengo por todxs aquellos que se presentan como colibríes en el documental, como alternativas al incendio. La Ecofinca la soledad, los procesos de formación desde el cine en los resguardos de Riosucio, Amado Villafaña y la memoria de los mamos y los pueblos de la Sierra Nevada, el guardabosque del Tatamá. Este respeto viene de un entendimiento de que solo habitando en estas alternativas es posible hacerse un espacio de aire en el incendio.
Lo que no puedo dejar de ver es el lavado de cara en el que se convierte el documental para la Chec. Instrumentalizando estas alternativas para mostrar un “interés”, la vocación “conservacionista” de la empresa, su compromiso con un cambio, etcétera. En un momento del documental Amado Villafaña, que hace de tejedor-caminante, nombra ese pensamiento de progreso, desarrollo, que desangra la tierra, como el causante del incendio. No hay expresión más práctica y concreta de este pensamiento, que el extractivismo energético o la minería. Chec se dedica a lo primero. Tiene por ello una responsabilidad histórica y presente con las consecuencias de este pensamiento y sus macabras prácticas.
Un pequeño recuento para hacer justos con estas afirmaciones sobre las responsabilidades macabras de Chec. En lo regional (cuenca río Cauca) forma parte del proyecto de Hidroituango. Hoy se sabe que esta represa cambió de manera drástica las dinámicas del río aguas abajo, alterando los modos de vida de humanos y no humanos que lo habitaron desde siempre. A lo que se suma recientemente, que en el marco de la JEP, han vuelto a sonar las masacres hechas en Ituango y sus alrededores, que muchos líderes sociales señalaron y siguen señalando, y que tuvieron que ver con el control territorial necesario para realizar del proyecto de la represa.
En lo departamental (Cuenca del río Samaná) Chec está en el corazón de la visión hidroextractivista que se ha impuesto sobre el oriente de Caldas. Socio de Miel 1, avaló y es cliente del proyecto de la PCH (pequeña central hidroeléctrica) del Edén en corregimiento de Bolivia, Pensilvania, en Caldas. De la que hoy, por fallo judicial, ya se sabe que la PCH es responsable de secar 22 quebradas en la zona de influencia del proyecto.
En lo local (cuenca del Río Chinchiná) se encuentra empeñado en el desarrollo de un proyecto geotérmico en el borde del Parque Natural de los Nevados, sin que exista ningún precedente de algo similar en una zona de ecosistemas frágiles de alta montaña y páramo. Tanto por acción directa (contaminación de fuentes de aguas y suelos), como por acción indirecta del proyecto (construcción de vías, transporte de materiales y equipos).
Chec no es el gran conservacionista, difiero, entiende el territorio como un mecanismo para generar riqueza (una riqueza avara y sin control), por eso le interesa el bosque, por eso le interesa la montaña, ¿por eso le interesan las alternativas?
Mientras en la práctica no cambie ese pensamiento de progreso, desarrollo y riqueza, ¿qué sentido tiene mostrarse en y desde una mirada cubierta por el manto institucional de Chec? Ya se sabe que, al igual que todas las empresas energéticas, mineras, o de monocultivo, mantienen un trabajo comunitario como mecanismo de información y control de las comunidades, y entienden el sello verde como un empaque de imagen y discurso, que les permite continuar con sus actividades, mientras se muestra interesados y «conscientes», responsables.
Eso sería el documental al final, un empaque verde para Chec. Y es un ejemplo perfecto de cómo desde el cine, desde el arte, puede atornillarse un poder. No todo arte es transformador, no todo cine es transgresor, ni está en resistencia, ni es una trinchera, ni es colibrí, etcétera. Alguien que le cuente al colibrí, ¿quién está alimentando el incendio?
Dejo una nota con algunos enlaces, en los que se pueden rastrear los vínculos de Chec – EPM con Miel 1 y la PCH – El Edén, a solicitud de Barequeo.
- En 2002 entra en funcionamiento MIEL I. Proyecto de Isagen y consorcio Hidromiel S.A.
- En 2003-2004, Epm compra Chec, se convierte en Chec – EPM.
https://www.bnamericas.com/es/noticias/Accionistas_de_Chec_aprueban_compra_por_parte_de_EPM
- En 2024 Chec EPM vende sus acciones de ISAGEN por 13 %. Lo que implica que desde 2003 fue socia directa y beneficiaria del proyecto MIEL I.
https://www.eltiempo.com/amp/archivo/documento/CMS-16538021
https://www.larepublica.co/economia/venta-de-isagen-financiaria-expansion-de-epm-2344401
- Otros documentos relacionan a CHEC con la compra de los predios en el área del proyecto Miel I y como parte del capital de inversión inicial de Hidromiel S.A.
https://www.suin-juriscol.gov.co/viewDocument.asp?id=4028691
https://colaboracion.dnp.gov.co/CDT/Conpes/Econ%C3%B3micos/2807.pdf
- En el caso de la PCH el Edén Chec – EPM no solo avaló el cuestionado proyecto, sino que aparece visiblemente como cliente (a mi manera de ver, socio) de Estyma la encargada del proyecto.
https://archivo.lapatria.com/economia/chec-avala-hidroelectrica-el-eden-350276