Imaginemos un quiz que se contesta sin hacer trampa. Sin usar el buscador de Google o Chat GPT. Un examen a conciencia (¿de conciencia?), sin estudiar previamente, solo para usted:
- Piense en cinco personajes claves en la historia de la filosofía universal, de cualquier tiempo y lugar. Tómese su tiempo… cierre los ojos y haga la lista de nombres antes de pasar a la siguiente pregunta.
- ¿Pensó en alguna mujer?
- Como la respuesta anterior es negativa, piense ahora en cinco mujeres filósofas.
- Ok., más fácil: diga al menos el nombre de una mujer filósofa.
La mente en blanco es el reflejo de una hoja en blanco, de libros en blanco, de tableros en blanco, de conversaciones que no ocurren. De pronto viene la pregunta “¿se vale fulana?”, “¿lo que hacía zutana sí era filosofía? Las mujeres han hecho filosofía antes y ahora, en Grecia y acá, pero no suelen aparecer en los libros de texto ni en los congresos académicos, en donde los señores importantes, como Platón, Descartes, Kant, Hegel o Nietzsche se llevan todo el protagonismo.
Eso fue lo que concluyeron Las Hijas de Lilith; profesoras del Departamento de Filosofía de la Universidad de Caldas, que desde 2018 conversan, debaten, piensan, investigan y escriben sobre el lugar de las mujeres en la filosofía. Ahora acaban de parir un hijo, que es un libro, pero para ponerlo en femenino digamos que concibieron una guía, una cartilla, una ruta, una provocación, para empezar a hacer visibles en los currículos de los colegios a las mujeres filósofas. Esta hija en forma de libro de texto para colegios, con letra grande y lleno de ilustraciones, se llama Mujeres filósofas, otro canon, pero para llegar hasta allá hay que hablar primero de Las Hijas de Lilith y su aquelarre.

Las brujas de Lilith
La profesora Diana Hoyos Valdés cursó un doctorado en Filosofía en la Universidad de Oklahoma y allí vio que las profesoras se reunían a conversar sobre las dificultades que observaban en el campo de la filosofía por su condición de mujeres, pero también charlaban de libros, películas, recetas, los hijos y todo lo que atraviesa la vida. Su relato se parece al de Florence Thomas cuando narra el origen del grupo Mujer y Sociedad, que nació en la Universidad Nacional en 1986.
Con esa inquietud sembrada Diana Hoyos regresó a Manizales en 2018. Si ella fuera una filósofa griega habría acudido al ágora, pero como estamos en el siglo XXI el terreno de reunión que creó fue ese espacio de tertulia contemporánea en el que para bien o para mal todos participamos: armó un grupo de Whatsapp, lo bautizó “Aquelarre” y agregó a otras siete profesoras de Filosofía de la Universidad de Caldas.
Ninguna de las brujas se salió del grupo y el aquelarre empezó a conjurar. En 2018 invitaron a la Feria del Libro a la química española Adela Muñoz Páez, autora del libro Sabias. La cara oculta de la ciencia, que narra historias de mujeres como Enheduanna, Émilie de Châtelet, Hildegarda de Bingen, Marie Curie y Rosalind Franklin. Con ese referente las profesoras empezaron a soñar con hacer algo similar sobre mujeres filósofas.
(Si usted también se raja en el quiz “mencione a cinco mujeres claves en la historia de la ciencia” puede volver a repasar con atención los nombres del párrafo anterior y, acá sí, ampliar la información con Google o Chat GPT).



El nombre del grupo, “Las hijas de Lilith”, surgió por la inspiración de otra autora española: Erika Bornay Campoamor es una historiadora del arte que en 1990 publicó Las hijas de Lilith un libro en el que se pregunta por qué en el último tercio del siglo XIX surgieron tantas obras pictóricas que plasmaron imágenes femeninas misóginas.
Lilith, la primera esposa de Adán. La que se sintió igual a él y lo abandonó. La que tuvo amores con demonios. La primera mujer liberada: imposible hallar un mejor nombre para un aquelarre.

El surgimiento de Las hijas de Lilith en el departamento de Filosofía de la Universidad de Caldas no fue casual: en 2018 este era el programa de filosofía con mayor cantidad de profesoras mujeres en el país, aunque la proporción es menos de un tercio, con relación a los docentes masculinos. En las licenciaturas en filosofía las estudiantes son en su mayoría mujeres y los programas profesionalizantes tienden a la paridad. No obstante, en todos los pregrados de filosofía los profesores suelen ser hombres, con algunas excepciones.
Otra vez: decir filosofía es pensar en Platón, Descartes, Kant, Hegel o Nietzsche. Los nombres de mujeres filósofas parecen escasos, aunque no lo son. Hay más mujeres filósofas que ministras de Hacienda colombianas.
En 2022 Las Hijas de Lilith inscribieron un proyecto de investigación para ejecutar entre 2023-2024: “Otro canon. Mujeres reescribiendo la historia de la filosofía”. Las ocho profesoras trabajaron con estudiantes de semillero en tres líneas que se complementaron: en primer lugar, crearon un club de lectura para leer la obra de mujeres filósofas. Además, hicieron la tarea de revisar los currículos de los colegios de Caldas para ver qué autores de filosofía trabajan en bachillerato y con ese mismo fin revisaron los libros de texto que se usan con más frecuencia en Colombia para enseñar filosofía en los colegios. La conclusión es simple: si usted no puede nombrar cinco mujeres filósofas es porque nadie se las enseñó. En los colegios “la filosofía” es “el filosofío”, en masculino.
Aspasia, Hiparquia, Sor Juana y compañía
Mujeres filósofas: otro canon es el libro que resultó de todo este proceso. “No se llama ‘el otro canon’, sino ‘otro canon’ porque queremos dejar abierta la posibilidad de otras lecturas”, explica Diana Hoyos Valdés.
El libro trae cuatro capítulos que, en orden cronológico, presentan filósofas desde las pitagóricas hasta contemporáneas como Nel Noddings, quien murió hace apenas tres años. “Cada una de nosotras tiene intereses específicos. Yo me he especializado en filosofía antigua y en el libro me enfoqué en la primera parte: las pitagóricas, Aspasia e Hiparquia, la cínica rebelde”, dice la profesora Marcela Castillo Villegas, quien produce el pódcast “La voz de Casandra”, en donde cuenta historias interesantes sobre la cultura clásica. Hace una semana lanzó “El origen de la tragedia” otro pódcast “de dos neuróticas que estudian filosofía”, como dicen en la presentación, “con muchas preguntas y pocas respuestas”.
La profesora Diana Carolina Arbeláez Echeverri escribió en Mujeres filósofas: otro canon sobre Marie De Gournay, una pensadora en la que viene trabajando desde su época de doctorado. Le pregunto qué es ser una mujer filósofa y responde citando a otra autora, la pensadora afroestadounidense Kristie Dotson: “existe una cultura de la justificación para fundamentar por qué unas preguntas son filosóficas y por qué unos métodos son filosóficos. Es una cultura excluyente. Hay otra cultura que entiende la filosofía desde la praxis: las preguntas filosóficas son las que le dan sentido a lo que pensamos. En el caso de las mujeres, esas preguntas son las que les dan sentido a las vidas de las comunidades”.
En la primera página de Mujeres filósofas: otro canon las autoras escriben: “¿Cómo sería la filosofía actual si hubiéramos escuchado lo que las mujeres tenían para decir? ¿Nuestros interrogantes tendrían que ver con la substancia, la justicia o Dios? ¿Sería una filosofía muy diferente?”. Más adelante señalan “podemos especular que tal vez algunas reflexiones acerca del poder, el cuidado, el cuerpo o las emociones quizá habrían formado parte del canon de la filosofía desde mucho antes, o quizá simplemente nos ocuparíamos de una gran variedad de temas diversos, o quizás no. Precisamente allí radica la injusticia epistémica que queremos subsanar con este proyecto: las mujeres no tuvieron la oportunidad de elegir dedicarse a la filosofía, sino que lo hicieron yendo contra la corriente”.








Ilustraciones de Laura Gabriela Pérez Rojas, tomadas del libro Mujeres filósofas: otro canon.
Aspasia de Mileto, Hiparquia, Hildegarda de Bingen, Cristina de Pizán, Mary de Gournay, Sor Juana Inés de la Cruz, Isabel de Bohemia, Nel Noddings… ellas son las filósofas que hacen parte de este otro canon que proponen Las hijas de Lilith en un libro firmado por Diana Hoyos Valdés, Sandra Milena Lince Salazar, Marcela Castillo Villegas, Mónica López Echeverry, Diana Carolina Arbeláez Echeverri y Juliana Acosta López de Mesa, con ilustraciones de Laura Gabriela Pérez Rojas. El libro fue editado por la Universidad de Caldas y ya está circulando en colegios y bibliotecas. La buena noticia es que su distribución es gratuita. La mala noticia es que no está disponible para la venta. Una edición digital de circulación gratuita es una opción que por ahora no está disponible.
¿Vienen más filósofas? Esa no es una pregunta filosófica sino administrativa: se necesita tiempo y plata para seguir investigando, pero desde ya Las hijas de Lilith sueñan con un tomo 2, 3 y 4 de esta colección. Quieren trabajar mujeres latinoamericanas, como la escritora mexicana Rosario Castellanos, aunque también es posible un tomo que incluya a Simone de Beauvoir y a Hannah Arendt, que son los dos nombres que suelen aparecer cuando se habla de mujeres filósofas.
¿Y las colombianas? Esa es otra pregunta que estas filósofas ya están analizando. La construcción epistemológica de este proyecto deviene en azares ontológicos en un marco de incertidumbre. La traducción al lenguaje coloquial es: el rumbo no está definido pero “se vienen cositas”.